Vicente Vilar, el empresario que a finales de 2003 acusó al presidente de la Diputación de Castelló, Carlos Fabra, de cobrar comisiones millonarias a cambio de favores políticos, ha pedido el traslado de la prisión de Zaragoza, donde se encuentra ingresado en la actualidad, a la de Castelló.

El industrial, que cumple en el penal aragonés una condena de 10 años de prisión por la violación de su ex mujer, Montserrat Vives, solicita además que se le permita disfrutar ya de permisos de fin de semana para estar con sus hijos. Sin embargo, esta posibilidad parece aún lejana, ya que el empresario todavía no ha cumplido las dos terceras partes de su condena, como marca la ley.

Según ha podido saber Levante de Castelló por fuentes familiares del industrial, el abogado de oficio de Vilar ha presentado un escrito ante Jacobo Pin -juez de Nules que instruye el caso Fabra- en el que solicita el traslado de su cliente a la prisión de l'Alcora (Castelló I) mientras se prolonga el juicio con jurado. En este procedimiento figuran como imputados Carlos Fabra, su mujer María Amparo Fernández, el propio Vilar y la ex esposa de éste, Montserrat Vives.

Para acogerse a los beneficios penitenciarios, el gerente de Naranjax apela a su "buen comportamiento de los últimos tres años en prisión", donde ha trabajado como bibliotecario e incluso ha impartido clases de química y matemáticas a algunos presos. Los informes de los técnicos del penal de Zaragoza avalan que el hombre que se enfrentó a Carlos Fabra en los tribunales "se ha integrado perfectamente en la vida carcelaria y mantiene un trato correcto con sus compañeros y funcionarios", aseguran las fuentes penitenciarias.

La familia de Vilar confía en que el empresario pueda salir de permiso en un periodo de tiempo "relativamente breve", aunque con una actitud bien distinta a la que ofreció en el año 2003, cuando su nombre y su fotografía saltaron a las primeras páginas de los periódicos al desafiar a Fabra y querellarse contra él por dos veces. "Ahora ya no quiere líos, sólo piensa en salir y hacer una vida normal. El caso Fabra es una página cerrada en su vida", asegura un familiar muy cercano al empresario. Las biografías de Fabra y Vilar se entrecruzaron a finales de los años 90, cuando se hicieron amigos y decidieron compartir negocios. La relación llegó a ser tan estrecha que ambos viajaron juntos a Madrid para pedir cita con ministros, y hasta con la Moncloa, con el fin de intentar agilizar las licencias de los plaguicidas que fabricaba Naranjax y que eran sistemáticamente rechazados, por peligrosos para la salud de las personas, por los inspectores de Agricultura y Sanidad.

La relación entre ambos se truncó cuando Montserrat Vives acusó de violación a Vilar, quien en esos momentos sospechó que alguien había urdido un complot contra él para arrebatarle Naranjax y el resto de las empresas filiales del grupo. Vilar siempre señaló a Fabra como artífice de aquella conspiración y decidió emprender una huida hacia adelante interponiendo dos querellas contra el líder provincial del PP. La batalla estaba servida en los tribunales.

Mañana jueves, Fabra acudirá al juzgado para defenderse de los 15 años de cárcel que pide para él el fiscal por cohecho y fraude. Por estos hechos, Vilar se enfrenta a otros 4 años de prisión.