Al último presidente de Unión Valenciana, José Manuel Miralles, no se le atragantaron ayer las decenas de comunicados que hace un tiempo suscribía para denunciar la "traición" que entonces pensaba cometía el PPCV con el pueblo valenciano. Todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión (precedentes en su partido no faltan) y más cuando corren malos tiempos para hacer política fuera del PP.

Así que con toda la dignidad que es posible en este tipo de situaciones, Miralles escenificó ayer su abrazo a las filas del ejército popular durante el acto que la formación de la gaviota había convocado en la simbólica ermita de San Jordi en El Puig para poner en valor "los compromisos del PP en defensa de la cultura popular y de las tradiciones de la Comunitat Valenciana". La certificación de la defunción política de Unión Valenciana -al que le quedan 400 militantes y que obtuvo 22.615 en las autonómicas de 2007- no figuraba en el programa, pero fue sin duda su acto más destacado.

Pasados unos minutos de las 19 horas se inició la representación de lo que luego el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, calificó como un "día histórico". Mientras la plana mayor del PP y de la sociedad civil esperaban sentados frente a la ermita de San Jordi, Camps y Miralles llegaron en el mismo coche y entraron juntos en el recinto construido en 1631 para conmemorar la famosa batalla del Puig, que abrió las puertas de la ciudad de Valencia al rey Jaume I.

La portavoz del Consell, Paula Sánchez de León, que ha llevado en secreto las negociaciones con Miralles para que UV no concurra a las autonómicas, hizo una breve introducción para vestir el acto y dio la palabra a Miralles. Con traje de chaqueta y tono solemne, el dirigente regionalista enarboló un discurso sobre el valencianismo político y las señas de identidad para asumir como propio el programa electoral del PP y concluir que "el futuro de la defensa de las señas de identidad está en manos del Partido Popular y, concretamente, de Francisco Camps".

Miralles, que en la actualidad es concejal por Unión Valenciana en el Ayuntamiento de Nàquera y que ayer en el PP daban por hecho que verá recompensado su gesto, anunció también la decisión de la formación regionalista de donar a la Generalitat la Real Senyera con la que se envolvió el féretro del político y escritor Vicente Blasco Ibáñez y que obraba en poder de UV. La bandera es hermana gemela de la del Ayuntamiento de Valencia, la Senyera que sale en las procesos cívicas y, en concreto, en el Nou d'Octubre.

En realidad Miralles la había regalado ya en 2009 al Ayuntamiento de Valencia, pero el acto de donación nunca llegó a consumarse ante el aparente desinterés de la alcaldesa de Valencia, Rita Barbera. Esta vez no habrá tiempo de espera, ya que Presidencia de la Generalitat ha convocado ya hoy un acto en el Palau de la Generalitat para recibir la "Senyera" de UV. Miralles precisó que el objetivo es que la Generalitat la restaure y pueda incluso ser exhibida en el próximo Nou d'Octubre.

Dicho esto, tomó la palabra el presidente Camps, quien no podía ocultar su satisfacción porque finalmente "todo el valencianismo político está en el mismo proyecto". "Gracias a este acto el PP puede decir alto y claro que representa a todo el valencianismo y todas las personas que quieren defender lo valenciano, y que es la garantía de nuestro territorio, nuestra singularidad y nuestra identidad", proclamó. El jefe del Consell agradeció la decisión de Miralles, así como las "renuncias" que a lo largo de los años han hecho otros exdirigentes del UV - entre el público estaban, entre otros, los ex uninistas José Maria Chiquillo, Fernando Giner, Maria Angels Ramon-Llin o Vicente Ferrer- y aprovechó para invitar a otros partidos regionalistas a que sigan el ejemplo de UV.

Camps mostró su perfil más valencianista e hizo una defensa a ultranza del uso de la lengua: "Hemos vencido un obstáculo que parecía imposible de superar: podemos decir que el valenciano está fuerte, vivo, se habla y además es un idioma de grandeza"

El PPCV descarta expedientar a Ripoll

La dirección regional del PP no tiene previsto abrir un expediente disciplinario contra el titular de la Diputación de Alicante, Joaquín Ripoll, por el acto en el que se criticó a Camps por la lista autonómica. Los populares valencianos prefieren no alimentar la polémica después de que desde Génova, que ha apoyado que Ripoll vaya de dos en la lista de Alicante, tampoco se esté por la labor de sancionar al líder alicantino. Ripoll ayer se reafirmó en lo dicho. Mientras tanto, Mariano Rajoy se negó a responder sobre la inclusión de imputados en las listas autonomicas. Para el PSOE al líder nacional le falta memoria y ética con Camps.