La Feria de Primavera ha llenado un año más los Jardines de Viveros. Este acto persigue conseguir la integración de personas discapacitadas, además de captar fondos para las asociaciones participantes. Desde las 11 de la mañana de ayer, centenares de niños se concentraron en una de las novedades presentadas en esta edición: la interacción con terneros.

«Hemos traído una mini granja a la ciudad para que los niños puedan tener un contacto más directo con estos animales que no siempre conocen. Los perros y los gatos son las especies más frecuentes en las terapias con discapacitados», aseguró Miguel Ángel Garcerá, presidente de la granja San Ramón.

Según explica, el contacto con animales ayuda a perder miedos y a ganar en confianza. Además, «puede subir la autoestima y la responsabilidad», añadió. En la Feria también se ha brindado la posibilidad de llevar a cabo el cuidado de un poni. Para Navarro, el presidente de la asociación APTC, «la mayoría de pacientes con los que trabajamos se implican en el proceso terapéutico con caballos porque lo viven y no les supone una obligación».Este año la feria ha introducido novedades. En esta edición se ha estrenado también la observación del sol. Y entre los asistentes había quien prefería elevarse del suelo por unos instantes y montarse en un globo aerostático.

Junto a talleres como la pintura de caras o la creación de marcadores de libros, estas actividades han permitido a los participantes «pasar un buen día al aire libre y salirse de la rutina», según ha explicado una de las voluntarias de Bona Gent. La presidenta de esta asociación, Encarna Ros, asegura que llevan todo el año organizando este fin de semana, junto con Asprona, Avapace, y la Fundación Asindown.

Empleados de Iberdrola han participado también como voluntarios en la organización de la Feria, coincidiendo con la celebración de su V Día del Voluntariado.

Las puertas están abiertas hasta las 21 horas de hoy. Ros espera que este año la asistencia supere a las cerca de 50.000 personas que se reunieron en la Feria el pasado año. Como ha manifestado la madre de uno de los discapacitados, «toda ayuda es poca».