Antonio Arques, del Grupo de Procesos de Oxidación Avanzada del campus de la Universitat Politécnica de Valencia en Alcoy, aseguró ayer que la investigación realizada por este departamento para combatir el mejillón cebra había mostrado su eficacia en laboratorio, aunque es preciso todavía demostrar que su aplicación es viable a gran escala.

La investigación, iniciada en 2008 con financiación del Ministerio de Medio Ambiente, pretendía identificar un reactivo químico que fuera poco agresivo con otras especies y con el resto de ecosistemas pero capaz de acabar con la resistencia del mejillón cebra. "Nuestro objetivo no es acabar con el mejillón cebra en el Ebro", explica Arques, pero sí proponer un oxidante cuyo efecto se vea reforzado por la luz solar y capaz de eliminar el mejillón cebra adherido a las infraestructuras de regadío, centrales eléctricas, etc.", explica Antonio Arques.

En la cuenca del río Ebro, donde el mejillón cebra es una plaga, el molusco está bloqueando e inutilizando numerosas infraestructuras y obliga a realizar abundantes y costosas operaciones de limpieza. Detectado también en el Júcar, se teme que una expansión del mejillón cebra provoque daños en la economía agraria.

Antonio Arques avanza que el oxidante elegido es una mezcla de agua oxigenada con sales de hierro. "Hemos visto que funciona y funciona con niveles bastante bajos de reactivos, prácticamente inocuos, que potencia la luz del sol", explica.

"Ahora es preciso trabajar para definir mejor las dosis más apropiadas y su coste económico así como avanzar en su posible aplicación realizando ensayos en el regadío. Es letal para el mejillón cebra, pero debe ser inocuo para el resto de especies", añadió.