Los manifestantes del 15M que recorrieron ayer las calles de Valencia se concentraron ante la casa de la alcaldesa, Rita Barberá, y profirieron "ofensas y barbaridades", según señaló la primera edil, que llamó al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para quejarse de la situación.

En declaraciones a Europa Press, la alcaldesa de Valencia criticó que la manifestación se dirigiera hacia su persona y aseguró que no se puede consentir que un grupo de manifestantes haga una sentada ante su puerta y megáfono en mano le insulte y le diga "barbaridades".

Barberá explicó que intentó ponerse en contacto con la delegada del Gobierno, Ana Botella, para expresarle su queja, pero al no poder contactar con ella decidió llamar directamente a Rubalcaba para trasladarle la situación. Según la alcaldesa, Rubalcaba atendió la llamada "con toda la cortesía" y aseguró que analizaría lo ocurrido.

Los manifestantes, en lugar de hacer el itinerario habitual y pasar ante la audiencia, discurrieron por la calle de la alcaldesa, al otro lado del Parterre, y decidieron hacer una concentración ante su puerta para proferir insultos contra su persona, lo que Barberá consideró "lamentable".

A su parecer, es una "sin vergonzonada intolerable" que los manifestantes se paren, se sienten y utilicen el megáfono para ofender e insultar. "Estos de pacíficos no tienen nada", señaló Barberá, quien calificó de "extrema izquierda" al grupo que se ha paró ante su puerta.

Según la alcaldesa, no se puede consentir una protesta de este tipo a un representante democráticamente elegido en las urnas y una semana después de haber tomado posesión.