El tijeretazo en el sueldo de los empleados públicos decretado por el Consell tenía donde inspirarse. Once meses antes de adoptar unas medidas que abren la vía para despedir personal interino si el déficit no se reduce, algunos cargos de Función Pública ya hacían ensayos de laboratorio sobre esta cuestión. De hecho, el decreto de medidas urgentes y, en particular, la disposición final primera en la que se habilita al Consell para reducir hasta un 25% de los efectivos de carácter temporal parece haberse inspirado en una prueba práctica que en febrero de 2011 se puso a los alumnos del Máster Universitario en Derecho Administrativo y de la Administración Pública.

El curso se impartió en la Universitat de València dentro de la denominada Cátedra Instituto Valenciano de Administración Pública (IVAP) y fue convocado por la entonces directora general de Administraciones Públicas y, en la actualidad, directora de Recursos Humanos de la Conselleria de Hacienda, Carmela Cots. Uno de los módulos del máster estaba dedicado a los recursos humanos de la Administración. Dos responsables de Función Pública, en concreto, el jefe de área, José Albert, y el de Clasificación de Puestos de Trabajo, José Manuel Chirivella, fueron los encargados de redactar el examen; un caso práctico que ha acabado haciéndose realidad. El examen, al que ha tenido acceso este diario, resulta revelador de cómo la opción de redimensionar a la baja el número de empleados públicos ya se sopesaba, al menos en el plano teórico. En concreto, los examinadores plantearon la hipótesis de que la Generalitat estaba mal dimensionada, tanto cualitativa como cuantitativamente, por lo que procedía elaborar un plan para reorganizar, racionalizar y dotarla de mayor eficacia y eficiencia. Uno de los objetivos principales era «el ahorro del gasto público necesario para el mantenimiento en condiciones adecuadas del servicio público». Dicho esto se mostraba un cuadro con la relación de personal ( distribuidos entre funcionarios de carrera, interinos, laborales fijos y temporales) calificado como la «situación de inicio» y se mostraba otro cuadro con la «situación deseable» una vez se aplicara el plan.

La diferencia entre el primer y según escenario era un tijeretazo de 2.125 empleados interinos o contratados laborales temporales. Los alumnos, entre los que también se encontraban funcionarios de la Generalitat Valenciana, debían resolver una serie de cuestiones, básicamente, una hoja de ruta de cómo debía aplicarse el plan, así com identificar la aplicable para respaldar legalmente las medidas. Resulta curioso el paralelismo entre el plan descrito en el supuesto práctico y el que finalmente se ha incorporado a través de una disposición en el decreto aprobado por el Consell. En ambos casos, el resultado último es la reducción de personal interino y en ambos casos la ordenación de personal se justifica en la reducción del gasto público.

«Os necesito a todos»

El curso contemplaba reserva de plazas para funcionaros que trabajaran en áreas de gestión de personal. Entonces, el Consell estaba presidido por Francisco Camps. Ya había signos evidentes de la falta de liquidez, pero la cercanía de las elecciones pospuso las decisiones drásticas. Para entonces Camps repetía insistentemente la idea de que la valenciana era la administración más eficaz de España, la más barata y con menos funcionarios. Corría mayo de 2011 cuando en un acto de partido el expresidente pedía a los funcionarios que no tuvieran miedo: «Os necesito a todos para seguir trabajando, os quiero a todos», dijo.