La "globalización" está pasando factura a la biodiversidad de la Comunitat Valenciana, que soporta cada año la aparición de cuatro o cinco especies exóticas, muchas de ellas invasoras y con capacidad para provocar daños a los ecosistemas e incluso a la economía, según los datos que maneja la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente. Muchas desaparecen poco después de ser detectadas sin dejar huella y sin que los ciudadanos adviertan su presencia; otras no llegan a prosperar y languidecen con unos pocos ejemplares en cualquier reducto natural o urbano. Unas pocas, sin embargo, acaban mostrando todo su potencial invasor y mortífero, tal como evidencia el caso del Picudo rojo, que ha provocado la muerte de unas 40.000 palmeras en la Comunitat Valenciana y obligado a invertir cientos de miles de euros en su combate.

Expertos europeos debaten desde ayer en Valencia el estado del arte en el la lucha contra las especies invasoras de ríos y zonas húmedas, que en Europa ejercen una singular atracción sobre las Especies Exóticas Invasoras (EEI).

Las aguas de lastre de los barcos, las incrustaciones en sus cascos, actividades comerciales como la acuicultura, la horticultura o el comercio ligado a la acuariofilia", ademas de los intereses asociados a la pesca deportiva, concentran los casos de invasión biológica en la Comunitat Valenciana, donde estadísticamente se registran "entre 4 y 5 casos cada año", según fuentes de la conselleria. Los últimos en aparecer en estos últimos meses han sido un ejemplar de pleco común (Liposarcus pardalis), un pez procedente del Amazonas , en el Ullal de l'Estany del Duc de Gandia; y la almeja asiática (Corbicula fluminea) detectada en el tramo medio del Júcar (Antella).

La rápida intervención es también un elemento básico en la lucha contra las especies invasoras. Un buen ejemplo es el del Jacinto de Agua o Camalote (Eichhornia crassipes). Su control- no ha podido ser erradicado- en la cuenca del Guadiana ha costado ya 22 millones de euros. La alerta temprana y la rápida intervención en la Comunitat Valenciana ha logrado acabar con esta especie invasora-tan solo queda un foco en la marjal de Castelló- con un coste relativamente modesto: 193,525 euros.