El pleno del Ejecutivo valenciano del pasado viernes certificó el cambio de rumbo asumido por el Consell en su política fiscal. Tras años defendiendo la rebaja de impuestos como el mejor mecanismo para activar la economía, el Ejecutivo ha tenido que rectificar acuerdos de calado adoptados en su día como la bonificación del impuesto que grava las grandes fortunas. Pero esta decisión, que afecta a las personas con más patrimonio, no ha sido la única. Desde el pasado mes de enero hasta abril, el Consell ha tomado decisiones que afectan a los bolsillos de todos los valencianos. Así, ha actualizado el IRPF, ha subido el céntimo sanitario (que ha encarecido de forma notable los combustibles), ha incrementado los impuestos relacionados con la compra-venta de la vivienda y ha limitado las bonificaciones fiscales. Además, ingresará más con la subida de tasas académicas y, entre otras medidas, pretende hacer caja cobrando a los ciudadanos por pleitear.

De esta fiebre fiscal, se ha salvado el sector del juego, que en la ley de acompañamiento de los presupuestos de la Generalitat de 2012 logró unas ventajas tributarias de primera magnitud. Los "descuentos" que han conseguido las salas recreativas, bingos, casinos y demás locales de estas características tienen un reflejo directo en las arcas autonómicas. Como mínimo, la Generalitat dejará de recaudar 45 millones de euros al año. La traslación a cifras de la nueva normativa tributaria que afecta al negocio del juego resulta llamativa, sobre todo, en un momento en que las rentas medias tendrán que renunciar a bonificaciones fiscales por maternidad, familias numerosas o incapacidad. El ahorro por eliminar estas ayudas apenas alcanza los 8 millones de euros.

Según las estimaciones realizadas por este diario, con datos oficiales del último informe del juego en España elaborado por el Ministerio del Interior, la merma de la recaudación por los tributos del juego será contundente. Y es que las rebajas tributarias en un sector que, como la mayoría, no pasa por su mejor momento han sido sustanciales hasta el punto de que la Comunitat Valenciana ha pasado de ser de las autonomías que más gravaba el sector a formar parte del grupo de las más permisivas. La rebaja es generalizada.

Así, la tasa que se cobra por la explotación de máquinas y aparatos automáticos (tragaperras) ha disminuido considerablemente. En algunos casos, la disminución ha llegado al 73%. El impacto de la rebaja de tarifas (hay varios tipos en función de la máquina recreativa y las apuestas) asciende, según los cálculos realizados, a unos 19 millones de euros.

Significativo es también la reducción del gravamen que se impone a los bingos, un tributo que pagan estas salas por tramos en función de la cantidad de cartones que adquieren al año. Prácticamente todas los tramos tienen rebajas sustanciales. La pérdida de recaudación ronda, como mínimo, los 25 millones de euros. Según los cálculos de este diario, cada una de las 65 salas abiertas en la Comunitat Valenciana se ha ahorrado una media de 382.000 euros.

También los casinos instalados en la Comunitat Valenciana se han beneficiado con rebajas porcentuales que en algunos casos son superiores al 50%. Al menos, 1,6 millones de euros dejarán de ingresarse al reducirse la tasa que se aplica en función de los ingresos brutos de los casinos.