No es habitual que un diputado español sea asaltado en un barco por el Tsahel (el Ejército de Israel), que esté retenido en la cubierta durante catorce horas entre armas amenazantes y gritos de sit down ("¡siéntate!"), que luego llegue a tierra y lo envíen a un centro de interrogatorios israelí, que a continuación lo manden a un centro de deportación de extranjeros y comparta allí una celda con inmigrantes irregulares turcos, marfileños o subsaharianos, y que finalmente, tras ser sometido a la custodia de la policía israelí como un delincuente, lo empaqueten en un avión de vuelta a su país como deportado. Así fue la odisea que ha vivido este fin de semana el diputado valenciano Ricardo Sixto, parlamentario de Esquerra Unida en el Congreso de los Diputados.

Él era uno de los treinta ocupantes de la tercera "Flotilla de la Libertad" que se dirigía a Gaza para intentar romper el bloqueo israelí sobre la franja palestina. Pero los militares israelíes lo impidieron cuando estaban a unos 25 kilómetros de Gaza. Y ayer, horas después de haber llegado de madrugada a Valencia, Sixto relató con calma una experiencia como activista marcada por "momentos de violencia muy fuertes" y "llenos de tensión". Se embarcó en el Estelle el pasado martes, en aguas internacionales frente a la costa sur de Creta, "en un absoluto secreto" para que no impidieran la salida del barco. Hacia las once de la mañana del sábado los asaltaron en alta mar. Ocho barcas rápidas, un helicóptero que sobrevolaba el mar, tres grandes buques de la Armada a la vista. "El Ejército de Israel asaltó como piratas el barco y emprisionó a toda la tripulación en la proa", sintetizó Sixto.

Eran más de un centenar de soldados, calcula. "Entraron con las armas apuntándonos y diciendo que nos sentáramos en el suelo. Nos amenazaron con pistolas eléctricas y las llegaron a utilizar", relata. La actitud de los militares era "muy intimidatoria". "Eran soldados muy jóvenes, de 19 o 20 años, cargados de armas hasta los dientes, y todos iban encapuchados. No mostraron la cara en ningún momento. Toda la operación de piratería la realizaron "piratas" con la cara tapada. Son conscientes de que han violado la legalidad internacional, porque en aguas internacionales han asaltado un barco de soberanía de otro país", remarca.

Sin embargo, a diferencia de los nueve muertos causados en el asalto israelí a la primera flotilla de la Libertad en 2010, esta vez no hubo víctimas. Ricardo Sixto cree que "la actitud pacífica" de los activistas evitó desgracias. No impidió, en cambio, que a todos los miembros de la flotilla les quitaran sus pertenencias. Los dispositivos electrónicos les fueron requisados y ya no los volvieron a recuperar. "El teléfono móvil del Congreso, que es el que yo llevaba, se ha quedado en Israel", subraya el diputado.

Firmó el papel para ser libre

Sixto -uno de los tres españoles que viajaban en la flotilla- consiguió la libertad tras firmar un documento durante el interrogatorio: "Firmamos un papel en el que nos dábamos por notificados de aquello que ellos querían notificar, sin aceptar ninguna de sus acusaciones, sino simplemente dándonos por notificados y aceptando la expulsión de Israel en el plazo de 48 horas", señala. Ahora tiene prohibida la entrada a Israel. Sixto descarta más sanciones: "¡Ya nos han hecho bastante!: nos asaltaron, nos amenazaron, nos trataron como criminales y nos deportaron".

Satisfecho por el recibimiento que le han brindado sus compañeros y por la convivencia en el barco ("allí hemos hecho de todo: desde limpiar la cubierta hasta limpiar el toilette del barco", dijo), destaca la meta conseguida: "Hemos conseguido mantener en el punto de mira de mucha gente la situación de injusticia que sufre Gaza".