Y al cuarto día, Rosa Díez rompió su silencio. Tras haber esquivado cámaras y micrófonos en jornadas precedentes y una vez ya habían salido en tromba políticos del PP, PSOE, CiU, PNV e Izquierda Plural y medio centenar de asociaciones de mujeres para pedir la reprobación, la destitución como portavoz de igualdad o la renuncia al acta de diputado de Toni Cantó, la portavoz de Unión Progreso y Democracia (UPyD) habló en Valencia. Díez dio por «zanjada» la polémica creada por el diputado por la circunscripción valenciana, quien provocó el lunes un terremoto al tuitear: «la mayoría de las denuncias por violencia de género son falsas».

La líder del partido considera que fue un «error» que consistió en «elevar a la categoría de datos probados lo que no era», en alusión a la información que al parecer facilitó al diputado la federación de afectados por leyes de género Feder.Gen. «Todas las personas cometemos errores. Él lo ha reconocido, ha pedido disculpas y luego hemos seguido trabajando», proclamó Díez ante un enjambre de periodistas ayer, antes del acto que congregó a unas doscientas personas que llenaron el salón de actos del Complejo La Petxina.

Con Cantó a su izquierda y el coordinador del partido en la Comunitat Valenciana, Roman Muzzati, a su derecha y con cara de circunstancias, Díez ratificó a Cantó, de quien elogió, además, «su tarea extraordinaria en todas las comisiones defendiendo posiciones que buscan mayor igualdad, libertad y mejora de las condiciones de vida». La portavoz y cofundadora de UPyD pasó incluso al ataque en su defensa de Cantó.

Señaló que el diputado «ayer defendió una iniciativa legislativa contra la trata de mujeres, pero los diputados de otros grupos no la apoyaron porque la defendía Cantó». ¿Es el más adecuado para seguir de portavoz de igualdad? La respuesta de Díez fue contundente: «Sí es un buen diputado y lo hace muy bien».

Justo antes de afrontar esta polémica, la responsable del partido magenta explicó el sentido del acto de ayer, que respondía al compromiso adquirido con los ciudadanos («nos hayan votado o no») para que estos «se acerquen a la política y no solo cuando les pedimos el voto». «Son actos abiertos en los que venimos a responder de la gestión, en los que se nos puede criticar y preguntar porque la política es algo vivo». «Porque somos un partido que queremos la regeneración democrática, que consiste en que los ciudadanos tomen el control de la política», explicó Díez.

El acto de ayer, vino a decir, tenía un perfil inconcebible para los partidos tradicionales. De esos que suelen considerar la dimisión como uno de los ingredientes imprescindibles para el regeneracionismo. La dimisión como método de purga, lógicamente, en casa ajena.