Los informes de una de las empresas asesoras técnicas de Escal (Geostock) constataban que el depósito del proyecto Castor estaría delimitado al noroeste por la gran falla de Amposta actualmente considerada activa, pero no consideraron que ello supusiera ningún riesgo en cuanto a la estructura o la generación de posibles terremotos inducidos, según consta en los documentos de la firma Escal.

Esta rotura en el terreno identificada por Geostock es la misma que el Instituto Geológico y Minero de España tiene documentada como «activa» y con un riesgo potencial de generar seísmos de hasta 7,1 grados en la escala de Richter en periodos de 53.000 años, una circunstancia que tampoco se consideró como riesgo en la declaración de impacto ambiental favorable del Ministerio de Medio Ambiente. La falla tendría una longitud de al menos 51 kilómetros y una anchura de 15 kilómetros.

Los estudios de Geostock indican que fueron «identificadas y claramente documentadas incertidumbres clave en relación con el potencial de almacenaje y de sellado geológico».

Tanto Geostok como otra consultora independiente (Gafney Cline & Associates) avalaron la viabilidad del proyecto y de su agenda, aunque Geostock especificó textualmente que lo hacía «a pesar de los riesgos e incertezas asociadas con la inyección de gas en el subsuelo, el almacenamiento y las operaciones de producción», así como «las incertidumbres clave en relación con el potencial de almacenaje y el potencial de sellado geológico».

De hecho, los mencionados informes indican que los riesgos más relevantes estaban relacionados con «la incertidumbre del subsuelo, la integridad de los pozos de petróleo abandonados, la integridad del sellado, las nuevas presiones y el comportamiento del acuífero». En relación al acuífero, se hace referencia a una «fuerte» surgencia de agua que ocupó el espacio vacío dejado por la extracción del petróleo. Además, el análisis de Geostock indica que la respuesta real del fluido del acuífero ante la inyección de gas «es incierta», aunque se consideraba como hipótesis razonable que el gas desplazaría parte del agua en los espacios porosos. A este respecto, los informes de Geostock también alegaron que un estudio de Institute Française Petrole (IFP) «establece con hipótesis conservadora que una presión de 229 bares de presión en una reserva puede ser alcanzada sin potencial para la activación de una falla o una ruptura de roca».

Con todo ello, los informes se centran más en posibles riesgos de fisuras en el almacén subterráneo o en escapes de gas, pero en ningún momento hacen referencia a un riesgo de generación de terremotos inducidos. Por otra parte, la aseguradora también consideró que el riesgo de terremotos era el más bajo (Zona 0) en la escala del «Munich Re Map of Natural Hazards». En relación al riesgo previsto, el presidente de Escal UGS, Recaredo del Potro, ha admitido esta semana en declaraciones a la Cadena SER que la empresa esperaba posibles pequeños «microseísmos» de una magnitud de hasta 2 grados, pero «en absoluto que alcanzaran 4 grados». En este sentido, adujo que se trata de «fenómenos naturales que pueden ocurrir cada 5.000 años y que son impredecibles».