La biodiversidad, su conservación, se ha convertido con el paso del tiempo en el mejor indicador posible de la salud del medio ambiente que rodea a cada comunidad y del deterioro o mejora que las políticas públicas o su ausencia provocan en los ecosistemas naturales. Lo que empezó como un objetivo de conservación cuasi planetario en el que solo parecía importar lo que ocurría en la selva amazónica y se decidía en grandes foros como el de Naciones Unidas, ha terminado por adquirir relevancia a nivel municipal.

El papel de los municipios en la conservación de la biodiversidad es ahora vital. En mayo de 2011, la Unión Europea adoptó una nueva estrategia para detener la pérdida de biodiversidad antes de 2020. Lo hizo después de constatar su fracaso„el plan original finalizaba en 2010„. La nueva «estrategia», bajo el subtítulo de: «nuestro seguro de vida y capital natural» incluye seis objetivos principales y veinte acciones «para ayudar a Europa a alcanzar su meta» y en todos los guisos aparece las entidades locales como un elemento esencial sin el que no es posible avanzar en la conservación.

El Banco de Datos de la Biodiversidad (Bdbcv) inició hace una década la recopilación de datos sobre la distribución geográfica de las especies silvestres en la Comunidad Valenciana. Hoy dispone de información sobre 18.732 especies de flora, fauna y hongos, de las que existen 1.562.745 citas georreferenciadas, la mayoría „1.376.898„ con una precisión de un kilómetro cuadrado.

Anualmente, el Bdbcv emite un informe para facilitar a los municipios «una herramienta de análisis, rápida y sencilla, sobre la riqueza biológica en sus términos, aportando una serie de índices sencillos que permiten evaluar la cantidad de especies de una zona o la importancia de su conservación a causa de la cantidad de especies prioritarias que la habitan», explica Juan Jiménez, jefe del Servicio de Vida Silvestre de la Generalitat Valenciana. «Necesitamos incorporar a los ayuntamientos, que se comprometan», añade.

El ingente volumen de datos recopilado, que se incrementa año tras año a través de diversas fuentes, permite elaborar «listas» en las que cada ayuntamiento o ciudadano de un municipio concreto puede saber, de acuerdo a valores empíricos, qué posición ocupa en el universo valenciano de la biodiversidad.

«De qué sirve..? El uso inicial tiene que ser el de la reflexión sobre los valores que tiene el termino municipal. Si todos tienen sus bienes de interés cultural, patrimoniales, paisajísticos, etc., pensamos que también les debe atraer el conocimiento sobre su patrimonio en la biodiversidad», argumenta el jefe de servicio.

Algunos municipios se adelantaron incluso a la clasificación, basada en datos reales y con igual metodología para todos, jactándose, sin ninguna base empírica, de conservar mejor el medio ambiente o disponer de más especies protegidas que el pueblo de al lado.

Sin embargo, la clasificación es «la que es» y si bien son muchos los factores que determinan la posición de cada municipio en la lista, también es cierto que los ayuntamientos tienen mucho que decir aplicando políticas de conservación o facilitando las prospecciones».

«Ahora es posible saber qué patrimonio natural tienes y a partir de ahí, como en cualquier política, ejercer tu responsabilidad y planificar tu visión, a ser posible apostando por conservar la biodiversidad que han heredado», añade.

Conocer al detalle cuantas especies y qué importancia tiene su conservación desde baremos que van de lo local a lo planetario es también una información imprescindible para la toma de decisiones que afectan a la biodiversidad. «Si existe esa información de partida puedes optar por la conservación y hacer que el desarrollo, que nunca es antitético, le afecte lo menos posible o nada», explica Jiménez.

Las razones para hacer uso de este formidable instrumento van desde las de quien no quiere causar un perjuicio a la biodiversidad, consciente de la importancia de su patrimonio natural, o la de aquellos que saben que la Generalitat va a terminar «preguntando»„como sinónimo de control medioambiental„ por qué razón un ayuntamiento decide desarrollar suelo urbano o industrial o situar infraestructuras en un entorno donde se sabe que va a generar una afección negativa a unas especies concretas. Algunos municipios, dicen en la conselleria de Medio Ambiente, ya lo tienen en cuenta antes de optar por una vía u otra.