El polideportivo El Vedat de Torrent se convirtió ayer en un albergue improvisado para acoger a unas 70 personas que fueron desalojadas de la residencia Albalar y del centro de salud mental Roger de Lauria del municipio de l'Horta Sud. Termos con café y leche, magdalenas, bocadillos, agua, colchones y cojines estaban a punto para alimentar y servir a los que finalmente se quedaran a pasar la noche hasta que las autoridades permitieran el regreso a los centros que, a cierre de esta edición, no estaba nada claro. Los policías y los miembros de la Cruz Roja, movilizados desde primera hora del mediodía, recobraban fuerzas. Algunos se metían en el estómago el primer alimento sólido del día.

«Ocurrió todo muy rápido. Parecía que no pasaba nada y de repente el humo nos acechaba», explicó un responsable de la residencia Albalar, que cuidaba porque a ninguno de los ancianos de su centro les faltara de nada. Los mayores se lo tomaban con resignación y eran atendidos por las enfermeras y las decenas de miembros de Cruz Roja que ayudaron en las tareas de desalojo.

«El fuego lo teníamos justo detrás de la residencia pero en ningún momento ha habido ningún peligro. El desalojo se hizo muy rápidamente y en dos autobuses», apuntó el responsable de la residencia. El hombre ironizó con que la salida les había servido para «ensayar las pruebas anuales» que realizan para conseguir los certificados de calidad.

Muchos familiares acudieron también a por sus mayores al albergue improvisado. Las caras eran de preocupación a la entrada pero los semblantes se relajaban cuando confirmaban que sus familiares estaban sanos y salvos. María, hija de una de las desalojadas, aseguró que les habían tratado muy bien pero que prefería que su madre «duerma en casa».

A la entrada del pabellón, una mesas informatizaba informaba a las personas que reclamaban información sobre los desalojados. Esto facilitó el trabajo y evitó las imágenes de nerviosismo típicas de estas situaciones.

Los responsables del centro de salud mental Roger de Lauría decidieron no pasar la noche en el polideportivo de Torrent y optar por pasar la noche en un hotel. «Son personas que se ponen muy nerviosas y necesitan salir a fumar y tener su espacio», explicó una de las enfermeras que les atendía. Sobre las 21 horas, un autobús del Ayuntamiento de Torrent trasladaba a una veintena de estos desalojados.

Realojo en otras residencias

Fuentes de Emergencias de la Generalitat informaron de que a última hora de la tarde, además de la residencia y el centro de salud mental de Torrent, se habían desalojado en ese municipio de l'Horta los centros La Saleta, el Padre Damián y Cumbres de Calicanto y otras dos en Chiva -Asiger Vistabella y Virgen de los Desamparados-. Los mayores de la Saleta fueron trasladados en un primer momento al complejo deportivo de Cheste y posteriormente a las residencias que tiene la cadena de centros de la tercera edad en Campolivar y Bétera. Otros de los desalojados acabaron en el Instituto Valenciano de Seguridad Pública (IVASPE) de L'Eliana.