No es una novela de Isaac Asimov, es la realidad. Conceptos que hasta ahora han pertenecido al campo de la ciencia ficción están cada vez más cerca de la cotidianidad, como la criopreservación de cadáveres. Cierto es que en países como Estados Unidos o Rusia es una práctica que se lleva realizando desde hace tiempo, pero en España, concretamente en Catarroja, se acaba de crear la primera empresa privada del país dedicada a congelar cadáveres de seres humanos para que la ciencia pueda recuperarlos en vida en el futuro si la legislación lo permite.

«La idea es crear un centro de investigaciones unido a una especie de 'cementerio', donde poder tratar a los fallecidos, que para nosotros son pacientes», explica Fernando Roldán, uno de los socios fundadores y portavoz del Instituto Europeo de Criopreservación (Iecrion), la empresa en cuestión. El proyecto necesitará de una inversión de entre 30 y 50 millones, aunque los fundadores prevén conseguirlos sin muchas dificultades y que la criopreservación «sea una realidad dentro de muy poco». En Estados Unidos ya hay cerca de 1.000 criopreservados.

Catarroja ha sido el municipio donde se ha firmado el acta del registro mercantil ante notario, pero el futuro centro no se situará allí, aseguró el portavoz. Sí lo hará, sin embargo, en territorio valenciano (después de que se barajara en 2011 instalarse en El Escorial). «Se instalará en zonas de baja actividad sísmica. Ya tenemos localizada un área donde hace más de 500 años que no se produce ningún movimiento sísmico, en el interior de la provincia», adelantó Roldán a Levante-EMV.

Otra de las muchas cuestiones que se despiertan ante tan innovador y no menos controvertido tema es la legalidad de la práctica. Se ha elegido la C. Valenciana porque la normativa mortuoria, que depende de cada comunidad autónoma, deja espacio para ello. «Por ejemplo, en Andalucía no se podría hacer, ya que no se puede intervenir en un cadáver hasta pasadas las 24 horas de su muerte», indica Roldán. La Generalitat Valenciana, en su decreto39/2005, de 25 de febrero, detalla que se puede bajar la temperatura de un fallecido durante las primeras horas tras el deceso. «No es ilegal, por lo tanto, la criopreservación. Hay una alegalidad, un limbo, en el cual podemos trabajar. De momento trataremos de bajar la temperatura a los pacientes para, más adelante, realizar todo el proceso de criopreservación. Lo que queremos, por tanto, es criopreservar el cuerpo como otra opción más dentro de la muerte legal», indica Roldán.

Un proceso mediante el cual «existe la posibilidad de tratar y reanimar a una condición saludable a los pacientes, manteniendo intacta su identidad y memoria. Las bajas temperaturas crean las condiciones que permiten preservar tejidos durante siglos. El tejido cerebral puede enfriarse hasta temperaturas criogénicas sin formación de hielo a través de la vitrificación. El daño asociado a este proceso es teóricamente reversible», recalcó el portavoz de Iecrion.