Junto al de la investigadora vallisoletana, el nombre de «Chiqui», el mono al que realizaron un transplante de células del bulbo olfativo, también forma parte de la intrahistoria de una investigación «torpedeada» en Valencia, que no contó con el respaldo de las administraciones. «Ni nos dieron muestras del mono para seguir el estudio no tenemos constancia de que esté muerto», declaró a los medios Almudena Ramón Cueto. «Chiqui» estaba evolucionando bien y respondía al tratamiento cuando -siempre según la versión oficial del CSIC- se ordenó su sacrificio alegando que estaba sufriendo por el experimento. Nunca se supo lo que ocurrió con él. Con el tiempo se convirtió en uno de los nombres olvidados por la ciencia. j. l. ll. valencia