El Consell siguió ayer adelante con el proyecto de ley de Señas de Identidad y aprobó el texto para su remisión a las Corts. Y lo hizo pese al revolcón de los propios órganos consultivos estatutarios, el Consell Jurídic Consultiu (CJC) y el Comité Econòmic i Social (CES). El CJC subraya su dictamen que los objetivos que se persiguen «ya se encuentran al alcance de los poderes públicos sin necesidad de que se introduzca una nueva norma con rango legal en el ordenamiento». Y cuestiona el «marcado carácter programático» de la ley. Esto es, político. Al tiempo, censura que en la tramitación no se solicitara dictamen al Consell de Cultura pese a las competencias que le atribuye el Estatuto de Autonomía. El CES enfatiza que «ya existen instituciones previstas en el propio Estatuto, como el Consell de Cultura y la Acadèmia de la Llengua, que son competentes para llevar a cabo y desarrollar los contenidos indicados como las señas de identidad».

La norma crea un Observatorio encargado de velar por la pureza de los rasgos propios, con poderes para instar la retirada de las subvenciones en caso de «agravio o menosprecio» a las señas de identidad. Entre ellos, el no respetar la «individualidad» del valenciano respecto al resto de lenguas del Estado. En el Observatorio se integran la Real Academia de Cultura Valenciana y Lo Rat Penat, que usan una normativa no reconocida por la estatutaria Acadèmia de la Llengua.

En su dictamen, el Jurídic planteó varias «observaciones esenciales» al entender que el texto chocaba con el Estatuto o la Constitución, pero, además, el presidente del CJC, Vicente Garrido, emitió un voto concurrente para advertir que la norma podía utilizarse «para obviar la normativa oficial del valenciano». Por eso instaba a reflejar que todas las entidades públicas o que reciban subvenciones han de acatar las normas de la AVL. Un torpedo a las secesionistas. El Consell no le ha hecho caso. Otro vocal del Jurídic, Margarita Soler, censura sin paliativos la norma, que a su juicio choca con el Estatuto, y cree que para eso está el Consell de Cultura.

«Gastronomía y lengua»

El conseller de Gobernación, Luis Santamaría, aseguró que han acatado todas las objeciones y, así, salvado el revés del CJC. Como ejemplo, dijo que se ha cambiado la redacción de forma que en todas las convocatorias de subvenciones se recogerá la pérdida de la ayuda en caso de «agravio» a las señas. Defendió que las entidades de la sociedad civil «están mucho más próximas» de las señas de identidad que instituciones como el CVC y la AVL, y rechazó que mezclar valenciano y gastronomía rebaja la importancia de la primera. «La gastronomía no es ni más ni menos que la lengua valenciana», dijo