La visita de Mariano Rajoy a la Comunitat Valenciana, lejos de suponer un bálsamo para las organizaciones patronales representativas —léase Cierval o CEV—, ha terminado como un patada en la espinilla. Su presencia se limitó a formar parte del séquito que escuchó los discursos del presidente mundial de Ford y del presidente del Gobierno. Ni siquiera fueron invitados al recorrido que realizaron otras autoridades por la factoría de Almussafes. Una situación incómoda y que les dejó con un amargo sabor de boca sabiendo que unas horas después Mariano Rajoy se iba a sentar en la mesa con los representantes de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). Durante la visita a Almussafes, ni José Vicente González, presidente de Cierval, ni Salvador Navarro, responsable de la CEV, pudieron intercambiar una sola palabra con el presidente del Gobierno. Ni tampoco escuchar una sola palabra de Mariano Rajoy relativa a la Comunitat Valenciana, lo acrecentó aún más un malestar que ya viene de lejos. m. a. s. valencia