El Instituto Geológico y Minero (IGM) elaborará otro informe sobre la situación en la que se encuentra la ladera sobre la que está construido el acceso a la población de Cortes de Pallás y la central eléctrica Cortes-La Muela. Un técnico de este organismo oficial, que depende del Ministerio de Economía, visitó ayer la zona para «tomar muestras y hacer fotos» del estado en el que se encuentra la montaña para «determinar si hay peligro de más desprendimientos o no», según confirmaron ayer fuentes de la Delegación del Gobierno de Valencia.

Además de la estabilidad de la ladera, algo sabido por los geólogos ya que esta área del Valle de Ayora es una «zona de alta sensibilidad» a los deslizamientos, el IGM también fijará en el informe que realice «cómo enfocar de una forma u otra los trabajos de fijación de la montaña para garantizar la máxima seguridad» al retirar las toneladas de piedras y tierra que taponan el acceso a la población y a una de las entradas a la central eléctrica, cerrada por Iberdrola desde el pasado 7 de abril «por precaución».

Aunque el detalle más peliagudo que deberá determinar este informe (junto a los que elaboran la Diputación de Valencia y la compañía eléctrica Iberdrola) es la causa que explique el deslizamiento de la montaña, que podría haber provocado una tragedia, entre los habitantes de Cortes de Pallás y los trabajadores de la central eléctrica. Los expertos advierten que se trata de una zona «propensa a los desprendimientos», tal como ayer recordó Levante-EMV con las imágenes de otro deslizamiento en la pedanía de El Oro, que hizo desaparecer un tramo de carretera. Pero esta propensión a los derrumbes tuvo algún desencadenante que es el que ahora habrán de determinar los geólogos e ingenieros. ¿Han sido las lluvias, las carreteras excavadas en la ladera o las intervenciones de la central eléctrica en la montaña? Los técnicos decidirán.

Por otra parte, los pantalanes que habilitará Iberdrola a ambas orillas del embalse de Cortes de Pallàs para facilitar el acceso a Cortes de Pallás tendrá un coste aproximada de 40.000 euros. La compañía también pagará la barcaza (la misma que se utiliza para recorridos turísticos fluviales entre Cofrentes y Cortes) para permitir a los vecinos cruzar el pantano y llegar hasta la orilla próxima al municipio, que deberá acondicionarse para que sea transitable. La solución ya se ha consensuado con la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), aunque no hay fecha para su puesta en marcha, según informó ayer la agencia Efe.

Según ha informado la teniente de alcalde de esta localidad, Pilar Navarro, y ha confirmado la eléctrica, esta solución permitirá evitar que parte del tráfico rodado se derive a pistas forestales, que pese a que están siendo acondicionadas, son menos seguras que las carreteras convencionales.