Nonagenario murió tras desarrollar una vida avanzadísima a la mentalidad de su tiempo. Elegante de cuerpo y espíritu, no quiso que se avisara a nadie del momento de su despedida. Quería que se le recordara vivo, no finito.

Lo fue todo en el ministerio sacerdotal con el plus de sus dotes y cualidades civiles, como el deporte. En Benirredrà, uno de sus primeros destinos, jugaba en la liga de fútbol, años 50, arremangada la sotana por la cintura, con el permiso del obispo. Practicó todo tipo de deporte. Ofició Misa en la cima del Naranco de Bulnes, entre otras montañas. Fue el biógrafo de Puchades, su gran amigo. También de Vicente Lladró, quien en los años difíciles de la ancianidad le asistió y hasta le pagaba el alquiler del piso.

Ángel Navarro, de excelente presencia y mejor orador, protagonizó numerosos programas religiosos en Televisión Española, muy atractivos por sus contenidos y forma de comunicar, algo que le falta mucho a la Iglesia y sus sacerdotes, patosos y aburridos a la hora de explicar y transmitir la fe.

De espíritu aventurero, le encargaron lo que muchos no querían y lo resolvió bien: capellán castrense, delegado de misiones y misioneros, cura en pueblos donde las más beatas le intentaron hacer la vida imposible sin conseguirlo. Llevó siempre clavada en su corazón una historieta de unas beatas de Enguera que le crucificaron en vida. Gajes del oficio.

Sus dotes de oratoria y su espíritu sacerdotal le llevaron a predicar todo por los pueblos, sermones que encandilaban y le hacían repetir. A Cheste, don José Moreno le llamaba todos los años por su buen hacer. En Almàssera predicó hasta en una procesión por la megafonía del campanario. Iba con su equipo de movilidad, el taxista poeta, Paco Monedero, tal para cual. Se recorrieron toda la geografía eclesiástica valenciana.

Se resistió a salir de la calle Fontanares, donde vivió los últimos años, mas no hubo más remedio en los últimos meses que aceptar la residencia Betania de Quart de Poblet donde hacen su última estación los sacerdotes, donde ha fallecido, y mañana martes a las cinco de la tarde se le oficia funeral a este hombre que fue todo un atleta de Dios, avanzado a su tiempo, que entendió bien y supo comunicar mejor, con palabras y hechos, a Dios, en el que creía y se lo creía.