Una de las particularidades del proyecto es que en su realización sirve cualquier tipo de material biológico procedente de las palmeras, incluso los árboles afectados por el picudo, que deben ser destruidos porque la infección los deja sin ninguna utilidad.

Teresa García Ortuño, una de las investigadoras del proyecto, señala que «esta necesidad de triturar las palmeras podría traducirse en un beneficio porque esos restos sí sirven para la realización de estos aglomerados», por lo que los ayuntamientos podrían aprovechar la venta de estos materiales para reducir el enorme coste de la destrucción de palmeras muertas por picudo al que deben hacer frente cada año, en especial desde que la plaga de este insecto se instalase por toda la provincia.

Por tanto, de extenderse esta modalidad en la fabricación de aglomerados, el coste de destrucción de las palmeras podría ser prácticamente nulo en el futuro.