Cuando Armstrong y Aldrin pusieron el pie en la Luna el 20 de julio de 1969 hicieron algo más que dar «un gran paso para el hombre». Dejaron un espejo sobre la superficie que, al reflejar un rayo láser emitido desde la Tierra, nos permite saber que el satélite se aleja de nosotros 3,8 cm cada año. «Esto se debe a que las mareas frenan la rotación de la Tierra», explica Enric Marco.