Tras arremeter en su discurso institucional contra las «falsas ofrendas» a España, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se vio ayer en apuros a propósito del Himno Regional. El jefe del Consell viene clamando por el ninguneo del Gobierno hacia la C. Valenciana en financiación autonómica o inversiones. Incluso ha manifestado que, ante esta situación, los valencianos están cansados de «ofrendar nuevas glorias a España». Pero ayer se encontró en un aprieto. Finalizado el acto, Puig, la vicepresidente Mònica Oltra y los premiados posaron cara a los invitados mientras sonaba el Himno Regional.

La presidenta del PPCV, Isabel Bonig, y la presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro 3 Julio, Beatriz Garrote, entre otros, se arrancaron a cantar. También Puig, aunque evitar cantar la parte del «per a ofrenar noves glòries a Espanya». El jefe del Consell cruzó miradas de circunstancias con algunos de los galardonados, al percatarse, quizá, de lo contradictorio que podía resultar con su intervención en el acto.

Después, sonó el Himno de España. Algunas caras reflejaban la incertidumbre que había planeado sobre si finalmente el Consell bipartito del PSPV-Compromís eludiría la Marcha Real en una acto de reafirmación del autogobierno valenciano. El Consell se ahorró así una polémica sobre las señas que habría marcado su primer 9 d'Octubre.

Bonig, quien cantó el Himno Regional de cabo a rabo, estuvo en el acto institucional con una representación mínima, ya que la acompañaban María José Catalá, Eva Ortiz y Alfredo Castelló, entre otros. Los populares habían dado instrucciones a sus diputados para que fueran al Te deum en la catedral y no al Palau, para llegar a tiempo. De hecho, Bonig y el resto salieron casi al trote del Palau. El delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, acudió al Palau pero el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, ni el de Castelló, Javier Moliner. Son los principales cargos institucionales que conserva el PP tras el 24M. De hecho, Sánchez organizó para ayer su propio acto con motivo del 9 d'Octubre, con apertura de Palacio. Es la primera vez en la historia que la Diputación de Alicante rompe la celebración única en la Generalitat al tener una propia.

Entre las ausencias clamorosas, destacaron las del expresidente Francisco Camps y la exalcaldesa Rita Barberá. Si estuvieron los expresidentes del PP Eduardo Zaplana y Alberto Fabra, y el socialista Joan Lerma. El acto fue casi íntegramente en valenciano, salvo las palabras de Garrote y cuando Puig se dirigió a un premiado de Orihuela.

Con el bipartito, también se recuperó la recepción, aunque muy austera y abierta a los ciudadanos. Una recepción que el PP suprimió en 2011 ante la asfixia económica de la Generalitat.