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Abriendo foco

"Impasse" preelectoral

Moncloa vacía de valor la reunión de Mariano Rajoy-Ximo Puig al situarla en los minutos de la basura de la legislatura.

"Impasse" preelectoral

La fotografía a menos de dos meses de las elecciones sitúa a los ciudadanos ante la tesitura de optar entre los buenos datos macroeconómicos que divulga el gobierno y que las personas no detectan o la fe en la economía del bien común del alabado Christian Febler que está en los cielos. En definitiva dos vías clásicas para conquistar la igualdad de los ciudadanos que Tocqueville señalaba como motor de la democracia. Las enseñanzas de Febler suenan mejor „encontrar el punto medio entre el comunismo y el capitalismo, acercar el salario mínimo y el máximo?„ lo que sucede es que la ley no suele premiar a quienes aplican los valores universales y, además, de eso no se come. Así las cosas, con la legislatura finiquitada, sean bienvenidos al impasse preelectoral.

Moncloa. Ha querido mientras tanto el destino o la fontanería monclovita que se agende la visita del president Puig a Mariano Rajoy el próximo 2 de noviembre. Convocada en los minutos de la basura de la legislatura „el medio es el mensaje„ la reunión está condenada al conjunto vacío, a ser un huevo sin sal. Tanto tiempo reivindicando el encuentro para, finalmente, acabar convertido en una photo oportunity. Tras la tan demandada cita y hasta las elecciones generales de diciembre se abre un tiempo idóneo para que el Molt Honorable estrene su casillero de viajes. Ha ido a Bruselas, le espera Nueva York.

Viajes. El flamígero Andrés Perelló gestó una de las más memorables metáforas del parlamentarismo valenciano. El de Buñol le espetó a Eduardo Zaplana en las Cortes que la diferencia entre Dios y el „a la sazón„ presidente de la Generalitat era que mientras Dios estaba en todas partes, Zaplana ya había estado. Pretendía Perelló afear al titular del Consell su deriva viajera, un hábito practicado en mayor o menor medida y éxito por todos los inquilinos de la Plaza de Manises que en democracia han sido. La gestión del Foreign Office valenciano ha dado para mucho. La literatura es vasta y la casuística sobre estas expediciones es rica. El anecdotario es inabarcable y las experiencias van desde el éxito al turismo institucional o la odisea incatalogable. En fin, como la vida.

Motivos. Viajaría Ximo Puig ligero de equipaje y compañía, como subrayan sus voceros. Los viajes a las Américas, o donde sea, sirven „más allá de la agenda oficial„ también para huir, para cambiar el foco, para dar lustre a una legislatura o para simplemente hacer una bomba de humo. Son muy versátiles. La democracia debería basarse en la desconfianza pero no tenemos porqué descreernos un fin tan noble como la promoción del turismo de la CV.

Lío en Compromís. El impasse preelectoral paraliza las máquinas de la gestión y aplaza decisiones como la subida de impuestos. O nos sirve en bandeja virulentos procedimientos internos como el que aflige a Compromís, enfrascado en el debate sobre su matrimonio de conveniencia con Podemos. Realmente, lo que ha sucedido en la coalición es que han pasado de la euforia al realismo mágico y ahora a la trifulca al desvanecerse la ilusión de esa Arcadia feliz que se prometía la progresía emergente con Pablo Iglesias presidiendo España aupado por las izquierdas ibéricas. Ya no podrá ser, a tenor de las encuestas.

El sorpasso se desvela como un espejismo y „como mucho„ tendrán que apoyar a Pedro Sánchez para hacerlo presidente del gobierno. El problema de Pedro Sánchez -en ese caso- será configurar una mayoría donde encajen todos los que no sean PP y Ciudadanos. Una fórmula muy condicionada por las hipotecas territoriales y la disparidad ideológica de los supuestos socios.

El PP y el desierto. Mientras tanto, y por las carreteras secundarias circula el PPCV. Los populares padecen resignados la travesía del desierto: si desgasta el gobierno más desgasta la oposición. El PP siempre ha sido opaco a la hora de exhibir sus «subpoderes» que decía Foucalt. Hoy, en cambio, las sonrisas forzadas apenas esconden las tensiones internas „odios africanos en algunos casos„. Isabel Bonig ha dictado firmes pero la tregua se extinguirá el 20D porque al partido se le descosen las hechuras. El concurso de méritos para obtener el liderazgo no ha hecho más que empezar. María José Catalá despierta recelos precisamente porque genera expectativa; José Ciscar o César Sánchez se acuartelan para no indisponerse públicamente. Todos los optantes salvo la presidenta Bonig se criogenizan durante el annus horribilis que aún le aguarda a la grey popular. Después vendrá el congreso regional y a continuación los provinciales y hasta el momento se negociarán apoyos para poder decidir. Bonig pastorea el rebaño con mano firme con la intención de conquistar la tierra prometida. Se ignora cuántos años vagarán por el desierto y si será ella quien cruce el Jordán. De momento, metas pequeñas: «Nos daríamos con un canto en los dientes si sacáramos un voto más que en las autonómicas» asegura uno de sus referentes.

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