Como una estrella de Hollywood. La visita de Mariano Rajoy a Finestrat y Calp levantó ayer pasiones entre los vecinos. Pese a la dureza de la crisis y los múltiples escándalos de corrupción, Mariano Rajoy recibió ayer una inyección de moral. Todo fueron parabienes con él. Cuando la playa del Postiguet de Alicante le vio dar zancadas a las 7 de la mañana, el presidente no podía ni imaginar el baño de masas que le esperaba. El primero, en Finestrat. Tras comprometerse a tomar un martini con Isabel Bonig y su número dos en el PP de la Comunidad, Eva Ortiz, bajó al centro del municipio. Y allí le esperaban alrededor de 250 vecinos.

Y comenzaron los selfies. Entre foto y foto, el jefe del Ejecutivo tuvo tiempo de charlar con una asociación de mujeres y de comenzar la elaboración de una paella. Echó el arroz, la carne y los «garbanzos», pero ahí se detuvo. «No me contraten porque les hundo». Lo que sí que recogió fueron múltiples críticas en las redes sociales por la receta. También tuvo tiempo de conocer la fiesta de Moros y Cristianos en Calp.