Desde el inicio de las obras de colocación del tercer hilo en el tramo Valencia-Castelló el pasado verano, el número de usuarios de la línea C-6 de Cercanías se ha reducido a la mitad, pasando de 18.000 a 9.000. La consellera Maria José Salvador destacó que estas cifras, aunque coinciden en parte con la reducción de los servicios en un 50%, obedecen también a «los efectos dramáticos» que las obras están teniendo para los usuarios.

Por eso considera que se tenían que haber tomado medidas «mucho antes de llegar a esta situación».

La consellera puso el ejemplo del pasado miércoles, cuando hubo un servicio que tardó tres horas en completar el trayecto entre Castelló y Valencia. Sin embargo, los usuarios, muchos de ellos estudiantes que se desplazan a diario a la Universitat Jaume I, aseguran que los retrasos son constantes y sin previo aviso.

«Estas esperando un tren y no sabes si ha pasado ya, si tiene que pasar o si lo han suprimido», explican algunos usuarios, muy activos en las redes sociales.

Los viajeros habían exigido una bajada en el precio del billete hasta que se recupere un nivel de servicio similar al que regía antes de las obras. Sin embargo Renfe se había negado hasta ahora. Incluso las reclamaciones por los retrasos no estaban siendo atendidas.

En el caso del tren que tardó tres horas en hacer el trayecto entre Valencia y Castelló no se reembolsó el importe del billete a los viajeros porque no se produjo el retraso de una hora a la salida con el que se justifica las devoluciones de dinero por parte de Renfe.

Ante los retrasos en la ejecución de las obras y el malestar generado, Fomento llegó a estudiar un corte de la vía para agilizar los trabajos, aunque la presión de las grandes empresas que usan la línea para transportar mercancías desaconsejó está medida.