No pintan bien las cosas para la ex de RTVV Amàlia Garrigós, el profesor de la Universitat de València Abelard Saragossà, el escritor Josep Lozano y el director de la Casa Fuster de Sueca, Francesc Pérez Moragón, si soñaban con verse de académicos. Es la sensación que cundía en la entidad ayer, después del pleno para intentar elegir al ocupante de la plaza vacante.

La inesperada facilidad con que la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) inició su proceso de renovación el pasado día 11 se truncó ayer en camino de espinas para los cuatro aspirantes (de los diez iniciales) que no lograron sillón aquel día, cuando se cubrieron seis de los siete en juego.

El tablero no es igual con cuatro que con diez fichas y si algún aspirante se quedó el día 11 a un voto de los once necesarios para entrar en la AVL, ayer ninguno de los cuatro se acercó a esa cifra.

Hasta cuatro votaciones intentó ayer el presidente de la institución, Ramon Ferrer, para ver si algún candidato concentraba el respaldo necesario, pero nada. El esquema de apoyos se repitió en las diferentes consultas sin modificaciones considerables. Nadie se aproximó ni siquiera a los diez votos. Indica que el respaldo está fraccionado entre los cuatro aspirantes, sin que ninguno saque la cabeza. Y que cada sensibilidad en la AVL quiere a un candidato concreto y no cede.

Esa situación hacía prever ayer a algunos de los 16 académicos en activo que es «más que difícil» que se desbloquee en el próximo pleno, que se celebrará el 8 de abril.

No obstante, tampoco cundía el optimismo cuando arrancó el proceso de renovación y en una sola jornada Carme Miquel, Joan Francesc Mira, Brauli Montoya, Rafael Ramos, Josep Martines e Immaculada Cerdà lograron plaza en la Acadèmia.

Si el día 8 no hay fumata blanca, los 4 aspirantes perderán esa condición y se buscarán nuevos en pos del académico perfecto.