La reforma fiscal que prevé el Ejecutivo valenciano contempla, entre otras cuestiones, la introducción de la conocida como tasa turística en 2017, una nueva figura impositiva que, de aprobarse, gravará las pernoctaciones hoteleras. La tasa turística es una de las cuestiones que tienen encima de la mesa el grupo de expertos de la comisión para el estudio de la reforma tributaria constituido por la Conselleria de Hacienda y que ayer fue presentado oficialmente en un acto el Palau de la Generalitat. El cometido de estos especialistas es revisar la actual normativa tributaria y estudiar, según admitió ayer la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, la introducción de nuevos impuestos. Aunque nadie de los presentes entró en detalles, según ha podido saber este diario, uno de los platos fuertes del estudio será la tasa turística con el objetivo de que se incluya ya como nuevo impuesto en los presupuestos de 2017.

La idea, en realidad, no es nueva ni su introducción será pacífica. De hecho, la Conselleria de Hacienda, y en concreto el departamento de Tributos, lleva trabajando desde hace tiempo en este impuesto que funciona ya en Baleares y Cataluña. La medida, sin embargo, estaba pendiente de desarrollar dada la premura del tiempo (el nuevo Consell aterrizó en junio con poco margen para hacer grandes cambios en los presupuestos), pero también por el rechazo que en la patronal turística y en sectores del propio Consell despertó. Entre los opositores, está el secretario autonómico de Turismo, el socialista Francesc Colomer, quien llegó a corregir en público a la secretaria autonómica de Hacienda, Clara Ferrando (Compromís), cuando al presentar los presupuestos de 2016 puso la tasa turística como ejemplo de posibles nuevos impuestos.

Pese al tira y afloja, en Hacienda, según las fuentes consultadas, se trabaja ya con la hoja de ruta de que la tasa turística será una de las propuestas de los expertos. Tributos calcula que a través de esta vía podría recaudarse más de 30 millones de euros al año y defienden, más allá del valor recaudatorio, que se trata de un impuesto finalista, es decir, lo que se ingrese revertirá en inversiones en el sector turístico. El Consell ha estudiado los ejemplos de Cataluña y Baleares y destaca la simplicidad de este impuesto (un euro que cobra el hotel por persona y noche), si bien aún está por determinar cuánto y el cómo.

A pesar de la controversia que este impuesto genera, el Consell parece dispuesto a sacarlo adelante ya que en tributación propia no tiene ya mucho margen de acción. Podría también revisar al alza otros como el de Patrimonio o el sucesiones, si bien la reforma fiscal que finalmente lleve a cabo el Gobierno central marcará el camino de las autonomías.

Durante su intervención, el titular de Hacienda, Vicent Soler, defendió que el debate no debe centrarse en si el Consell contempla subir o bajar impuestos, si bien reconoció que la Generalitat quiere demostrar al Gobierno central «que hemos hecho los deberes» en materia de fiscalidad. Según Soler con la reforma fiscal pretendida, el Consell tendrá «más fuerza» a la hora de reivindicar un nuevo modelo de financiación autonómica.

Por su parte, el presidente Ximo Puig, mantuvo que una de las prioridades del Consell será la lucha contra el fraude fiscal, a través de una administración tributaria «lo más potente posible», que «fortalezca» el estado del bienestar y recaude en función de la economía de cada persona. Añadió que el Consell «va a exigir que no hayan en España paraísos fiscales».

«En estos años ha habido un problema muy grave que ha sido la deserción de la obligación de mantener una administración potente porque la propia administración tributaria valenciana está raquitizada», lamentó Puig. La vicepresidenta Oltra también criticó con dureza la gestión del anterior Consell al que acusó de no perseguir el fraude fiscal, lo que ha repercutido en las arcas autonómicas.