Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. La frase, de Maquiavelo, encaja como un guante en el mundo de la política. Y más, cuando se acerca el momento sagrado de las urnas. El desencuentro entre Pedro Sánchez y Ximo Puig a cuenta de la abortada Entesa valenciana al Senado supone una vía de desgaste para el candidato socialista a la presidencia y, aunque nunca han sido uña y carne, este ha decidido taponar la herida antes de que gangrene.

El líder del PSOE se desplazará mañana directamente de Alemania a Valencia para hacer lo que no había hecho desde la toma de posesión de Puig como jefe del Consell: una visita institucional en el Palau de la Generalitat (Albert Rivera sí lo ha hecho).

El encuentro se enmarca en una ronda de entrevistas con dirigentes territoriales, confirmaron ayer en Ferraz. No obstante, no había fecha marcada para la reunión en Valencia y ha sido el equipo de Sánchez el que ha tomado la iniciativa para no dilatar el distanciamiento. «Tenía que venir y cuanto antes se normalice la situación, mejor», apuntaron ayer fuentes del PSPV a Levante-EMV.

Sánchez no contemplará solo las pinturas del Saló de Corts del Palau. Tras el encuentro institucional, se desplazará hasta la sede del PSPV en Blanqueries „esta era la previsión ayer, susceptible de cambios„ para firmar un documento de compromiso con la mejora de la financiación de la Comunitat Valenciana y con el Corredor Mediterráneo si alcanza el Gobierno después del 26J. El escrito está en la línea del de la sociedad civil. También Rajoy se comprometió a cambiar el modelo de financiación antes de las últimas elecciones.

La visita de mañana no será la última en que Sánchez y Puig se vean las caras esta semana. El candidato a La Moncloa tiene convocado el domingo un gran acto en Madrid de lanzamiento de la campaña del PSOE y están llamados a él todos los líderes autonómicos.

Esa cita contiene otra de las claves del encuentro de mañana, en opinión de dirigentes del PSPV. Sánchez querría llegar a ella con la tensión con la federación valenciana reducida a la mínima expresión. Qué mejor forma que acudiendo al abrazo de Puig en su actual casa.

El jefe del Consell ha acatado la decisión de Ferraz de vetar su plan para presentarse al Senado con Compromís y Podemos (los firmantes del Acord del Botànic), pero insiste sobre la bondad de la idea cada vez que se le pregunta. Ayer mismo: «Mi posición ha sido clara en este proceso y creo que la labor pedagógica no acaba nunca», dijo.