La reutilización de piezas romanas procedentes de la antigua Valencia y del esplendoroso Sagunt como canteras «fue una constante» en las dos zonas donde el grueso de las ciudades se trasladaron en época visigoda, según asegura Martí. Esto, a su juicio, explica algunos aspectos del Pla de Nadal de Riba-roja, desde la existencia de capiteles romanos «que van desde el siglo II al siglo VII en un edificio del siglo VII d. C. que aparece de la nada» a la presencia de fragmentos de capitel «con hojas de gran tamaño de acanto de piedra de Godella, como los del foro de Valentia» u otro aspecto más curioso aún: La existencia en el yacimiento de Riba-roja de decenas de Corimbi (es decir, decoración vegetal corrida en friso) como los que se citan en la inscripción de época visigoda de la catedral de Valencia; un elemento del que en Valencia capital sólo se conserva la foto de un capitel robado hace años del museo de la ciudad «semejante al del Pla de Nadal», afirma. El historiador incluso sostiene que hubo «centenares de piezas romanas reaprovechadas para los edificios y las murallas» y que las piezas del Pla de Nadal más antiguas fueron arrancadas de la propia catedral de época visigoda de Valencia. En el caso del Sagunt de Almenara, cita a Alberto Balil quien afirmó que «los capiteles figurados que Almenara y Sagunt tienen en común son unos singulares hallazgos, que no son frecuentes en la península». Se trata de piezas muy singulares, una aparecida en Almenara y dos en Sagunt. Para Martí, «no es casualidad que Almenara y Sagunt comparten algo tan exclusivo como eso, ya que el de Almenara venía del expolio seleccionado de la antigua 'urbs' romana de Sagunt». M. A. sagunt