Lo perfecto es enemigo de lo bueno. La frase no es de ningún filósofo famoso ni está extraída de ningún libro clásico. Su autor es el jefe que tenía Antonio Montiel cuando limpiaba cristales y el ahora líder valenciano de Podemos la utiliza para resumir el primer año del Gobierno del cambio. Es una manera de decir que la formación morada, la misma que en junio pasado parecía que iba lanzada a entrar en el Consell, espera una actuación más decidida del ejecutivo de Ximo Puig y Mónica Oltra. Al socio del Acord del Botànic no le valen ya argumentos de excelencia legislativa, porque el tiempo es implacable y reformas estructurales no pueden esperar.

Montiel ha sentido en las últimas semanas la presión de las bases de Podemos y una de las primeras consecuencias es una actitud más reivindicativa ante el Consell. «Seremos más exigentes que en 2015 en el debate de los presupuestos autonómicos», aseguró ayer el secretario general de Podemos-CV en la nueva temporada de València en directe, el programa de Levante TV que conduce Gustavo Clemente.

Podemos no planea dejar de ser un «socio leal», pero no va a aceptar ya aplazamientos del ejecutivo amigo „en forma de comisiones de trabajo o informes„ ante cuestiones como el cambio de modelo productivo, que considera demasiado anclado en el turismo y los servicios, o la Agencia contra el Fraude y la Corrupción.

Dice Montiel que la dirección del partido ya tenía la impresión de que la lentitud de las reformas era el sentir de la ciudadanía y que las respuestas de un millar de miembros de Podemos al cuestionario sobre la refundación del Acord del Botànic se lo ha dejado claro.

La formación morada ultima el documento de propuestas de actualización del pacto con PSPV y Compromís, si bien no tiene cerrado aún un encuentro con Puig y Oltra, admitió ayer Montiel. Sí que tendrá lugar esta semana una reunión «técnica», precisó.

La posible incorporación de Podemos al Consell queda hoy lejana. «La preocupación es el Acord del Botànic», insistió el secretario general.

La postura «más exigente» del partido liderado en España por Pablo Iglesias llega tras una movilización de las bases que reunió en Torrent el pasado sábado a 500 personas, según los organizadores. La destitución de la ya exsecretaria de organización, Sandra Mínguez, y los planes de entrada en el Consell están en el origen del encuentro, promovido por podemistas críticos con Montiel y la dirección.

Este acudió a la cita „no tomó la palabra en ella„ y ayer la elogió públicamente: «Nos hacía falta vernos las caras». El secretario general ha optado por ponerse al frente de estas ansias de renovación, al menos en la parte de puertas abiertas al diálogo.

Los críticos hablan de un «Vistalegre valenciano» „en referencia a la asamblea fundacional de Podemos en 2014, aquella del asalto a los cielos„ que supone la apertura de un proceso de debate que concluirá „sin fecha„ con una asamblea ciudadana que fije nuevas estrategias y la renovación de cargos, incluido el de Montiel, si así se considera.

El secretario general anunció ayer un proyecto para acudir a todos los territorios y promover también un modelo de partido más federalista, con más autonomía, identidad y peso político de Podemos-CV dentro de la organización estatal, y que la misma filosofía se proyecte hacia adentro. Lo que no contempla es abrir ahora una renovación de cargos, cuando está previsto que esa cuestión se aborde en febrero de 2018, tres años después de su elección.