El verano climático de 2016, correspondiente al trimestre junio-julio y agosto, ha sido cálido y muy seco en el conjunto de la Comunitat Valenciana, con una temperatura media de 23.3 grados centígrado, 0,3º C más alta que la normal y unas precipitaciones que son justo la mitad de las de un año medio, lo que agrava la sequía arrastrada desde el inicio del año hidrológico, el pasado 1 de octubre de 2015.

La temperatura media del verano que terminase ha situado, sin embargo, muy por debajo de la media de España, con una anomalía de +1,2 grados que sitúa este verano como el más cálido desde 1960.

El calor llegó principalmente con irrupciones bruscas como las de mediados de junio, que coincidió con los incendios de Carcaixent y Bolbaite, los días 30 y 31 de julio y, finalmente, ya fuera del registro estival, el 4 y 5 de septiembre, los más cálidos del año y máximas desconocidas hasta ahora en la Comunitat Valenciana para un mes de septiembre, al menos desde 1950.

Un trabajo de la sección de Climatología de Aemet en la Comunitat Valenciana evidencia cómo en los últimos 40 años se ha producido una prolongación de la canícula veraniega en ocho días -cinco antes y tres después del inicio y final de la estación- y un incremento de seis décimas en la temperatura media.

Según datos dados a conocer ayer por el director territorial de la Agencia Estatal de Meteorología, Jorge Tamayo, la precipitación media en la superficie del territorio entre el 1 de octubre de 2015 y el 20 de septiembre de 2016 ha sido de 277,1 litros/metro cuadrado, que es poco más de la mitad de lo que se considera normal en estos 12 meses (507,8 l/m2)

El déficit de precipitación alcanza ya el 45% y convierte el periodo 2015-2016 en el segundo año hidrológico más seco desde al menos 1950, solo superado por poco por el año hidrológico 2013-2014, cuya proximidad ha contribuido a agravar la actual situación de sequía hidrológica.

Según datos de Aemet, el déficit de medio de precipitación es del -45 % y afecta a las 34 comarcas del territorio valenciano con anomalías que van desde el -63% en la Ribera Baixa -235,2 litros frente a los 629,7 de un año normal- y el -28% del Alto Mijares.

En catorce comarcas valencianas el año hidrológico ha sido extremadamente seco, muy seco en doce y seco en ocho.

Balance de los embalses

La situación es especialmente grave en los embalses, que llegan al final de la temporada de riegos con apenas un 26,61% de su capacidad total, con los de Forata (1,99%) y Beniarrés (5,54%) prácticamente vacíos.

El verano no es una estación propicia para las lluvias, aunque el último trimestre «ha sido especialmente escaso en precipitaciones», según Jorge Tamayo. Los 23,3 litros caídos de media son menos de la mitad del valor climatológico normal (56,5 l/m2) y califican al verano de 2016 como muy seco. El número de tormentas registradas ha sido el menor de la última década.