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Complejo administrativo

Los despropósitos de la ciudad de los funcionarios

El proyecto ideado en tiempos de Camps es una realidad diferente a la prometida: el edificio está ocupado por 2. 500 empleados pese estar dotado para 4.000 y servicios como la guardería y la biblioteca están sin estrenar - La huella digital para controlar el absentismo no se usa al poner la Abogacía reparos al fichero de datos personales

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Así es el complejo administrativo Nou d´Octubre

Estaba llamado a ser un icono de la modernidad, un gran complejo de ocio y de trabajo que permitiría a la Generalitat acabar con la dispersión de sus sedes y oficinas y reunir en un mismo recinto al grueso de sus funcionarios. Una oportunidad para acercar al ciudadano a la administración e introducir las técnicas más innovadoras de gestión de recursos humanos y materiales con la eficiciencia como bandera. El proyecto, pensado en los tiempos de vinos y rosas del Consell de Francisco Camps es hoy realidad, pero muy diferente a la soñada e incluso plasmada en los planos y documentos que, orgullos, repartían a la prensa los gestores de entonces.

Frente al Parque de Cabecera, es verdad, se levanta hoy, imponente, el complejo administrativo Nou d´Octubre con sus cuatro torres y las rehabilitadas galerías de la antigua cárcel modelo de Valencia. Hasta se trajo arena de Teruel para que el color de los muros se asemejara lo más posible a aquellos que escondieron los episodios más oscuros de la sociedad valenciana. La aspiración de reunir a cientos de funcionarios y funcionarias en un mismo lugar se cumplió, pero hecha la gran mudanza ya en la etapa de Alberto Fabra, la vida diaria en el conocido como el CA90 no es muy diferente de la que se hacía en las antiguas conselleries.

De los objetivos propuestos a los logrados hay un abismo jalonado, además, por una serie de despropósitos que pone al descubierto el que podría ser otro de los grandes fiascos del gobierno popular. Este es el relato de lo que pudo ser y no fue, de la otra patata caliente que ha heredado el nuevo bipartito, a quien le toca ahora arreglar el desaguisado.

Espacio infrautilizado

Los muebles viejos impiden que quepa el doble de funcionarios

El principal objetivo de la ciudad de los funcionarios era acabar con la dispersión de la plantilla de la Generalitat, liberar edificios alquilados y poner a la venta sedes en propiedad. Con ello, debían producirse ahorros significativos. En diez años, aseguró el presidente Alberto Fabra en febrero de 2013 cuando se produjo el traslado de la primera conselleria (la de Infraestructuras) los 110 millones de coste de la obra quedarían amortizado. El complejo se preparó tecnológicamente para poder albergar a más de 4.000 empleados públicos, prácticamente el grueso del funcionariado sin contar docentes y sanitarios. Cuatro mil puntos de red para conectar sus ordenadores están instalados, pero prácticamente la mitad sin utilizar.

La razón no puede ser más prosaica. Al CA90 solo se han trasladado unos 2.500 trabajadores, entre otras razones porque la ´ocupación´ del espacio fue tan caótica que ahora no caben más. El Ejecutivo de Fabra apeló a la austeridad y ordenó que los funcionarios se mudaran con sus muebles antiguos. El acomodo en las plantas se hizo, además, sin seguir instrucciones, de manera que cada persona puso su mesa y sus plantas donde pudo. Algunos, se han hecho su particular trinchera cerrando espacios con estanterías, despachos de andar por casa ya que el proyecto sólo contemplaba cerramientos para altos funcionarios (de jefes de servicio para arriba). La Administración cuenta con informes técnicos que demuestran que optimizando el espacio (a razón de 50 puestos por planta) sería posible acomodar a muchos más empleados. De momento, la dispersión continúa ya que siguen existiendo conselleries fuera del Nou d´Octubre.

Gestión de personal

La huella digital que frenó la Abogacía de la Generalitat

El Consell de Alberto Fabra anunció un moderno sistema de control horario de los empleados públicos mediante la huella digital, un sistema que permitiría a la Generalitat controlar sus entradas y salidas y evitar posibles casos de absentismo. Para ello se instalaron en las cuatro torres, así como en los pabellones restaurados, la maquinaria y el sistema informático correspondiente. En la primavera de 2015, coincidiendo con el cambio de Gobierno, los trámites necesarios para activar el sistema se pararon porque la Abogacía de la Generalitat puso reparos al fichero de protección de datos personales que debía crearse para activar la huella digital. El asunto se dejó encima de la mesa, a pesar de que la huella digital funciona en la Administración de Justicia. Y sigue parado. En la actualidad, los tornos por donde se pasa para acceder al edificio se abren automáticamente y el control lo llevan los agentes de seguridad privada. No obstante, se han empezado a repatir tarjetas personalizadas (ya la tienen unas 500 personas) para mejorar el control. El sistema, sin embargo, sólo se usa a efectos de seguridad, pero no de control del absentismo. El funcionario ´ficha´ cuando enciende su ordenador. Sus salidas y entradas no se controlan, si bien, fuentes consultadas, aseguran que con una sencilla aplicación informática se podría hacer a través de las nuevas tarjetas.

Servicios comunes

De la disparatada valija a los problemas para la limpieza

Otra de las ventajas de la concentración administrativa debía ser los ahorros derivados de la gestión única de servicios, tales como la seguridad, la limpieza o el archivo. Este diario ya relató en su día el disparatado contrato de la valija de la Generalitat que funciona como si el complejo Nou d´Octubre no existiera. Documentos que deberían ir de un despacho a otro separados por 60 metros recorren hasta 50 kilómetros, ya que la empresa adjudicataria del servicio (ubicada en Riba-roja) recoge el correo, lo lleva a su sede y luego lo reparte. El proyecto original contemplaba (de hecho está construida) una estafeta de correo para un reparto interno con subalternos. El actual Consell se comprometió a cambiar el contrato cuando este venza. La semana pasada este diario contó cómo ha sido necesario emprender una pequeña reforma (costará 210.000 euros) para instalar una malla metálica que proteja a los operarios cuando limpian los cristales. Con todo, sigue sin solución la limpieza de las lamas, la famosa segunda piel de las torres. Estas láminas de cristal nunca han visto el jabón y acumulan años de barro. Al estar inclinadas, su limpieza requiere la contratación de alpinistas o una monitorización (se llegó a plantear en el proyecto) para que las lamas pudieran abatirse. El coste es inasumible.

La Generalitat sin papel

Sin registro único y a la espera de escanear los documentos

La nueva cultura de la administración que quería implantarse en el Nou d´Octubre también se ha quedado a medias. Solo existe un punto Prop de información al ciudadano en todo el complejo tras haberse cerrado el de la Torre 1 por falta de personal. Está en proyecto habilitar un gran servicio de atención al ciudadano, pero de momento no existe, como tampoco una gestión eficaz del archivo. Cada conselleria gestiona el suyo de forma autónoma y no se ha puesto en marcha un servicio común que de forma ordenada decida qué documento se queda allí o qué se va al Gran Almacén que la Generalitat tiene en Riba-roja. Por otro lado, el escaneo de expedientes que llegan al registro para avanzar en la administración sin papeles no se realiza.

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