No quiere que la relacionen con su exmarido así que nada de fotografías ni datos personales. Solo la edad (46 años), las iniciales (M. J.) y la asociación a la que pertenece (Asociación de Mujeres Lilith). Si se ríe durante la entrevista, lo recalca. «¿Ves? He vuelto a sonreír, con los ojos y con el corazón».

En enero hará una década. En enero, cumplirá diez años sin vivir con su maltratador, un hombre con el que pasó 17 años compartiéndolo todo: la casa, el trabajo y los hijos. Así que, cuando puso punto y final a su historia se quedó sin trabajo y así, con poco más de 400 euros, cría a sus hijos, de 13 y 18 años. Tal vez no pueda comprarse unos pantalones de 50 euros, pero se gasta 10 y es la dueña de su vida. No hay precio para eso. «Anuló mi personalidad, me aisló completamente. Dejarlo, además, suponía quedarme sin trabajo. Con 30 años tuve una depresión, pero me pusieron en tratamiento y me recuperé. Dos años después, me ocurrió lo mismo. Pero en esta ocasión las preguntas de la psicóloga que me atendió me hicieron despertar. Antes de divorciarnos fuimos, incluso, a terapia de pareja. Viví en un verdadero infierno hasta que conoció a una chica y se fue de casa. Entonces me dejó un piso con una hipoteca por pagar y a mis hijos, aunque amenazaba constantemente con quitármelos. El resto, todo para él», explica. Perdió 38 kilos junto a su maltratador, pero hoy es feliz. Tiene una nueva pareja desde hace cinco años y afirma que la clave está «en pedir ayuda».