Año y medio después de que la nombraran, Sandra Casas deja la conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas porque siente que ha terminado un ciclo. Así lo entiende también Mónica Oltra, la titular de Igualdad, quien apostó por ella para darle la vuelta al calcetín del sistema de servicios sociales instaurado por el PP.

En su haber tiene, según destacó la vicepresidenta, una reducción de las listas de espera de las ayudas a la dependencia de más de 21.000 personas (cuando llegó eran 46.000), el arreglo del «empastre» del modelo de residencias Blasco-Cotino, la eliminación del copago farmacéutico, el ajuste en los tiempos de pago a las personas dependientes «y no con tres meses de retraso» y el embrión del nuevo decreto que regula la dependencia y el acceso al sistema público de prestaciones.

Sin embargo, ya sea por esa presencia de cargos del PP que «minan» la gestión, como ha criticado la secretaria autonómica saliente, o por restricciones de Hacienda, Casas no ha podido terminar con lo que representó para ella un grave atentado a los derechos de las personas más vulnerables: el copago en las residencias.

Cuando era la abogada de la plataforma de la dependencia, tumbó sentencia tras sentencia copagos farmacéuticos y retrasos en las ayudas. Precisamente por eso fue contratada cuando llegó el cambio político, para que «arreglara desde dentro» lo que estaba ganando en los tribunales, según indicó Oltra. Sin embargo, como le reprochan desde los colectivos que antes eran su casa, no fulminó el copago de las residencias. «Con 43.000 millones de deuda no se puede asumir este copago», indicó en una entrevista a Levante-EMV. Se va con un listado de asuntos pendientes un poco más aliviado, pero con la espinita de no haber podido realizar más cambios.