«Nadie es solo su dificultad», «Respeto y dignidad para la salud mental», «Trabajo digno para las personas con una enfermedad mental», «Viviendas tuteladas supervisadas y autónomas». Estas fueron algunas de las pancartas y consignas que se mostraron ayer en la manifestación en favor de los cuidados en salud mental en la que unas 700 personas recorrieron algunas de las calles más céntricas de València.

El acto arrancó en la plaza de la Virgen con una «perfomance» en la que se pusieron de manifiesto algunos estereotipos y miradas erróneas hacia los problemas mentales. Y continuó hacia el ayuntamiento en medio de todo tipo de reclamaciones y de peticiones como las que hacía el presidente de la Asociación por la salud integral de la persona con enfermedad mental (Asiem), Gonzalo Nielfa: «Reclamamos una salud mental que no se limite solo a la medicación, que es necesaria pero insuficiente, así como equipos multidisciplinares que no desarraiguen a las personas de sus viviendas, de sus comunidades y de sus familias».

Inserción laboral adaptada

Nielfa, en la línea del comunicado oficial, añadía que «necesitamos también inserción laboral adaptada igual que el resto de personas». Y pedía que «la gente viva en normalidad. Como dice la convención ratificada por España sobre los derechos de las personas con discapacidad, cualquier derecho de cualquier personas lo tienen una persona con discapacidad y también una persona con discapacidad mental».

Otro punto importante en esta protesta era reclamar dejar de lado el modelo de residencias que son «nuevos manicomios» y apostar por viviendas autogestionadas, supervisadas y tuteladas, todas ellas en el ámbito comunitario, para personas con problemas de salud mental». En este sentido, Nielfa recordaba que durante 30 años se ha apostado por la construcción y mantenimiento de esas residenciad desarraigadoras: «Para eso no ha faltado nunca dinero y se paga del dinero público. Entonces, más que un tema de dinero es una cuestión de cómo se organiza el dinero que existe», argumentaba.

En la protesta se pidió de forma urgente la implantación de la atención domiciliaria en la red pública de salud mental, contando con personal preparado y formado. Apostando así por equipos multidisciplinares, así como mayor coordinación entre las unidades de Salud Mental con los servicios Municipales y otras instituciones como la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas.