La industria turística, de la que Vilafranca siempre pareció renegar está en proceso de transformación. En el municipio funciona el único camping de las comarcas del interior de Castelló. El albergue La Parreta ha cumplido 20 años como referente en el turismo ambiental. El Out Let de Vilafranca es conocido más allá de la provincia y es que la vila está camino de las pistas de Valdelinares siempre, eso sí, que algún día el Gobierno de Aragón se digne a arreglar la carretera de Mosqueruela.

El restaurante L'Escudella ha conseguido que la Vila se convierta en destino gastronómico y, desde este año, trufero. Vilanosporum ofrece experiencias de búsqueda de trufas con perro complementadas con una espectacular propuesta gastronómica. En Vilafranca se mantiene, además, una de las compañías de autobuses históricas en la provincia de Castelló (Autobuses Altaba). Todos los vilafranquinos y muchos vecinos de Els Ports o el Maestrat han subido alguna vez en un autobús de Altaba, que sigue generando un buen número de puestos de trabajo y transportando ilusiones desde un pueblo a 100 kilómetros de los principales centros poblacionales. Una pequeña, o mejor dicho, gran revolución que ha vivido Vilafranca en los últimos años ha sido la construcción de una nueva residencia de mayores. Hasta Vilafranca han vuelto vecinos del pueblo que no podían envejecer por sus calles.

Desde hace dos décadas, Vilafranca también se ha convertido en epicentro de la arquitectura de la pedra en sec. Es el pueblo con más kilómetros y construcciones de esta tipología. Un museo que ha cumplido una década y las rutas por el entorno se han convertido en uno de los principales atractivos turísticos de Vilafranca.