El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, dejó ayer sentado que quiere ser de nuevo el cartel electoral de los socialistas en 2019, pero que ese será su último mandato como gobernante, ya que cree firmemente en la limitación de mandatos. Su renuncia a repetir a partir de esa fecha como candidato irá aparejada a su voluntad de dejar la secretaría general del PSPV. Hasta entonces piensa compaginar ambos cargos, que él considera indisolubles.

Puig llenó anoche el salón de actos de la sede de UGT. Fue acogido con afecto en una comarca donde sufrió una contundente derrota en las primarias que devolvieron a Pedro Sánchez a la secretaría general. Tanto han cambiado las tornas que entre el público se sentaban destacados representantes del sanchismo, entre ellos David Pedrón, impulsor de la primera plataforma de apoyo que se constituyó tras el tumultuoso comité federal que forzó la dimisión de Sánchez.

Puig instó a los asistentes a recuperar el espíritu de victoria que ha hecho posible que el PSPV recupere las alcaldías de Cullera, Almussafes o Algemesí. Y se mostró convencido de que el PSPV ganará en 2019. « Si eso es así, repetiremos como ganadores en 2023, aunque yo ya no seré candidato», reiteró.

Mientras, el otro aspirante a secretario general del PSPV-PSOE, Rafa García, defendió que la suya es la única candidatura que garantiza que la militancia tomará decisiones en el PSPV. En Xàtiva y Aielo de Malferit reclamó la construcción de un partido colectivo, más participativo y democrático, en el que las bases decidan y defendió que el partido no es «de cuatro», sino de su militancia, que debe ser escuchada y tomar decisiones.

El candidato reclamó la necesidad de modernizar y cambiar el PSPV, «porque sin un partido fuerte no habrá gobiernos en ayuntamientos ni Consell en 2019».