Santi Vallés, portavoz de la asociación de familiares de la fosa 113, se emociona y llora. Enseguida se justifica. «A veces nos preguntan por qué lloramos si somos tercera y cuarta generación Y lloramos porque es un trauma que hemos heredado», afirma. «Tenemos la obligación de hacer aquello que a ellos [esposas e hijos] no les dejaron hacer», añade.