Chesca tiene 69 años y un tumor en la mama derecha. El diagnóstico, como en todos los casos, fue duro de recibir y de asumir pero en pleno tratamiento de quimioterapia, Chesca solo piensa en todas las mujeres de su edad que, en su entorno, han tenido y han superado con éxito la enfermedad. «El otro día vi en la calle a Lola y está perfectamente», repite.

A este mantra es el que se acogen gran parte de las más de 3.300 mujeres que cada año son diagnosticadas de un tumor en la mama en la Comunitat Valenciana porque, en estos tipos de tumores sí, las frías cifras y porcentajes de curación tienen su trasunto de carne y hueso: las supervivientes que han pasado por una enfermedad que ha roto definitivamente su idilio con la palabra muerte.

Son porcentajes pequeños al año pero, poniéndolos en perspectiva, dan una idea de lo mucho que se ha avanzado en el tumor que más afecta a las mujeres: una de cada ocho lo sufrirá durante su vida. Gracias a la detección precoz y al avance en los tratamientos, en la Comunitat Valenciana esta tasa de personas que no han logrado superar la enfermedad ha bajado un 18,22 % desde el año 2000. Así lo verbalizó ayer la consellera de Sanidad, Carmen Montón que, con motivo de la celebración hoy del Día Mundial del Cáncer de Mama recordó que la supervivencia ya es de un 96,4 % al año del diagnóstico y del 90,7 % a los nueve años.

Más ayuda psicológica

Cada año se está un paso más cerca de convertir una enfermedad, que cuando afecta a otros órganos es mortal, en un proceso crónico. Aún así «un diagnóstico de cáncer es un diagnóstico de cáncer», reconoce Montiel Chelet, psicooncóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en València.

El cómo cada persona afronta y lidia con la enfermedad es algo «único» y multifactorial aunque en la AECC han constatado que, cada vez más, tanto mujeres con cáncer como sus familias recurren a la ayuda psicológica como una parte más del tratamiento.

De 2015 a 2016, este servicio gratuito de la AECC aumentó en un 11 % y se pasó de atender a 1.926 pacientes a ver a 2.275 según la memoria de la entidad publicada este año. El equipo de diez psicólogos que trabajan en la junta provincial de Valencia dirige al año más de 7.700 sesiones tanto en su sede de la capital como en los 7 hospitales públicos donde están presentes como un complemento a la sanidad pública, una cuestión que ayer criticó el sindicato CSIF, que demandó «mejoras» en la atención psicológica «a las pacientes y a sus familias, de forma que el sistema público proporcione a estas personas herramientas para rehacer sus vidas».

Desde la experiencia, Chelet reconoce que, en los tumores de mama, la edad marca mucho a la hora de afrontar la enfermedad. «El diagnóstico es un impacto muy grande aunque ya no está ese binomio de 'tengo cáncer de mama y me voy a morir'. Sin embargo, cuanto más jóvenes son las pacientes, mayor es el impacto», explica la psicóloga.

Además de que la enfermedad, cuando afecta a mujeres más jóvenes se suele expresar en los subtipos más agresivos del cáncer de mama, un diagnóstico en una persona «de 30 o 40 años rompe un proyecto de vida, llega incluso con hijos pequeños y eso crea mucha incertidumbre y miedo».

La frustración, sin embargo, es menor «en general», cuantos más años se tiene ya que el proyecto de vida «está hecho y hay más casos en el entorno de los que se tiene referencia y se acepta más la enfermedad ya que hay una sensación de generalización que, a lo mejor, cuando se es más joven, no se tiene», asegura.

Aunque dos de cada diez tumores de mama se detectan en mujeres jóvenes, la gran mayoría de ellos afectan a mujeres a partir de los 45-50 años. De hecho, registra sus mayores tasas de incidencia en mujeres entre los 65 y los 69 años de edad. La media de aparición de este tipo de tumores está en los 59 años, por lo que ayer la consellera insistió de nuevo en la importancia de participar en el cribado que se realiza a partir de los 45 años para la detección temprana.

La especialista defiende el valor que supone el apoyo psicológico durante el proceso que también está siendo reconocido «por el personal sanitario que están viendo la necesidad de ir más allá y pensar también en este aspecto». El perfil de las personas atendidas en este servicio de la AECC -que también está presente en otras asociaciones de apoyo a las enfermas de cáncer de mama- se alinea con el de la mujer diagnosticada de cáncer de mama: de entre 50 y 70 años (son ellas de forma mayoritaria las que buscan ayuda, un 72 %), y mientras están en activo con el tratamiento.

«Cuesta pedir ayuda»

La manera de sobrellevar los efectos de los diferentes tratamientos en el entorno familiar también muestran una pauta asociada a la edad, según la psicóloga de la AECC. «Mientras en las mujeres jóvenes, se descarga más en el día a día, las mujeres mayores afectadas por un cáncer viven la enfermedad de forma diferente ya que les cuesta dejar su rol activo como amas de casa, por ejemplo», explica. En este sentido, el «pedir ayuda» en el entorno más cercano es algo que cuesta más con la edad.