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Conferencia

"Hay que curar, pero llega un punto en que la medicina no tiene más que ofrecer"

Los sanitarios valencianos se dotan de un documento para ayudar a identificar la fase terminal en enfermos de corazón o con demencia

La línea entre curar y cuidar cuando lo primero es ya inviable no está siempre bien definida. Los profesionales sanitarios se enfrentan a diario a la tesitura de discernir cuándo ha llegado el momento en que todos los recursos tecnológicos de la medicina moderna no van a ser suficientes para conservar una vida y cuándo hay de dejarla ir y ayudar al «bienmorir» del enfermo. En los pacientes de cáncer avanzado estos pasos están «algo más definidos» y protocolizados pero no así para el resto de enfermedades que también son terminales y que, paradójicamente, dejan muchos más fallecidos al año que el cáncer.

Se trata de patologías como las demencias, las enfermedades respiratorias crónicas, las insuficiencias cardíacas o las enfermedades terminales de hígado o riñón, las conocidas como enfermedades terminales no oncológicas (ETNO). Especialistas en estas áreas presentaron ayer un documento de consenso en el que vienen trabajando desde hace dos años para que sirva de herramienta común a la hora de poder identificar cuándo realmente no se puede hacer más por un enfermo.

«Tenemos herramientas como cuestionarios pero necesitábamos algo global porque, por ejemplo en las demencias es importante saber en qué momento pasar a los cuidados paliativos para evitar que, como pasa en mucho casos, los enfermos se eternicen en su demencia». La reflexión la hacía ayer la médica de Atención Primaria en el departamento de Sagunt, Vicenta Alborch, encargada de presentar este documento de consenso ante los más de 350 profesionales que participaron ayer en las octavas Jornadas Autonómicas de Bioética, que acogió el Hospital La Fe de València.

Tras su presentación, el documento será remitido a la Conselleria de Sanidad y, el objetivo es que sea visibilizado y adoptado por los profesionales.

La base ha sido un protocolo parecido del Hospital Clínico de Barcelona. Igual que en oncología hay un profesional de referencia, muchas veces en los momentos finales de uno de estos pacientes puede haber varios implicados y «ninguno tiene una visión completa y documentos como este para integrar todos los niveles asistenciales son fundamentales», destacó ayer Vicent López Camps, presidente del Comité de Bioética del departamento de Sagunt, encargado este año de organizar las jornadas.

Ley de atención al final de la vida

En una persona mayor con demencia al final de la vida o pluripatológica es más plausible que sean médicos de atención primaria o incluso de hospitalización domiciliaria los que ayuden en esos últimos días «y también es necesario que se apoyen en los especialistas. Hay que hacer lo máximo para curar pero llega un punto en que la medicina no tiene más que ofrecer y la vida es de la persona», añadió López Camps

El documento, para saber cuándo parar y evitar la obstinación terapéutica está en la línea de la futura ley de dignidad en el final de la vida que está tramitando el Consell.

En el borrador de su anteproyecto, la Conselleria de Sanidad ya incluía como un deber del personal médico «evitar» esta obstinación terapéutica para mantener tratamientos «sin posibilidades de curación» o mejoría.

Pese a la ley, o precisamente por ella, López Camps entendía que el documento que ayer presentaron era «necesario» para los sanitarios para aumentar, precisamente, su formación en situaciones de final de la vida

Precisamente, en el foro de las jornadas, los profesionales demandaron formación en cuidados paliativos y una figura que fuera referente en los hospitales como lo es el oncólogo para pacientes y familiares en estos procesos, máxime cuando la futura ley autonómica prevé que el paciente tenga derecho tanto a rechazar tratamientos como a interrumpirlos y a elegir cómo quiere pasar sus últimos días y también dónde.

Según el artículo 13 del borrador del anteproyecto, las personas en el proceso de final de su vida tendrán derecho a recibir estos cuidados paliativos «ya sea en un hospital, en una institución social, en una residencia, en el domicilio u otros».

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