Los efectos del juego son perjudiciales a todos los niveles. Pese a ello, nuevos jugadores continúan surgiendo cada día a través de las plataformas digitales, especialmente entre los más jóvenes. Para Enrique Madrid, psicólogo de la Unidad de Prevención Comunitaria de Conductas Adictivas (UPCCA) del Ayuntamiento de Mislata y de la Fundación Aepa, la explicación de esta adicción en este colectivo se debe «a la rapidez con la que pueden acceder», lo que se suma «a una gran comodidad y al anonimato a la hora de jugar».
Estas facilidades, enmarcadas en un contexto donde el juego es publicitado «como si fuera un entretenimiento más», generan una gran motivación para empezar a jugar. Asimismo, Madrid también resalta la ganancia económica como un pilar fundamental, ya que aunque «no es fácil sí que hay más posibilidades» en un colectivo que «aún esta madurando». «Si se muestra a través de referentes del deporte o de la cultura que el juego es divertido, no se está haciendo ningún favor ni a los jóvenes ni a otros colectivos más vulnerables. Les influye mucho», recalca el psicólogo.
Por otra parte, para Enrique y Carlos, responsables de Jugadores Anónimos en el territorio valenciano, los sueños son la principal motivación para iniciarse en esta adicción. «A jugar te llevan los sueños, el de conseguir una vida de lujo, comprar un piso... Quieres ganar para ser mejor que el vecino y mientras juegas lo gozas, pero la culpabilidad llega cuando dejas de jugar porque no tienes nada más», afirman.
Un negocio millonario
El volumen de negocio generado por los operadores de apuestas en el territorio valenciano durante el tercer trimestre de 2017 implicó unas cantidades jugadas de 76 millones de euros, una cifra que podría ir en aumento en el futuro.
Para evitar que se convierta en un problema de adicción más severo entre los jóvenes, Enrique Madrid defiende que se apueste por «retrasar al máximo la edad de contacto» de este colectivo con el juego e insiste en que, pese a que el mercado online es difícil de controlar «es un problema de todos, en el qué hay que sentarse para evitar que los menores y adictos puedan seguir jugando. Es responsabilidad de todos controlarlo y regularlo».
