La Policía Nacional investiga las circunstancias de la muerte de un hombre cuyo cadáver, en un avanzado estado de descomposición, fue encontrado a primera hora de la tarde de ayer en un canal de recogida de aguas pluviales de la V-30, bajo el puente que comunica València con el barrio de La Torre.

De momento, ni siquiera están claras las causas de la muerte, dado el estado del cuerpo, así que el grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València, que ha asumido la investigación, está a la espera de lo que puedan avanzar hoy los forenses durante la autopsia, que se prevé larga y complicada.

El hallazgo se produjo a las 14.40 horas, cuando un grupo de operarios de mantenimiento de carreteras limpiaba la acequia que separa los dos carriles de la V-30 de la vía de incorporación a esta carretera desde el puente que comunica el barrio de La Torre con la ciudad de València.

Uno de los trabajadores vio, en el fondo de la acequia, semicubierto por el agua y el lodo, el cuerpo de un hombre, vestido y bocabajo.

El operario alertó de inmediato al 112, que envió al lugar dotaciones de la Policía Nacional, de la Policía Local de València y de la Guardia Civil de Tráfico. Nada más descartar que se tratase de una víctima de un accidente, el caso quedó en manos de la Policía Nacional, que pidió la presencia del laboratorio de inspecciones oculares de la Policía Científica y del grupo de Homicidios.

Los agentes solicitaron la colaboración de los Bomberos de València, ya que el cuerpo estaba atascado a más de un metro de profundidad, por lo que fue necesario extraerlo con una camilla y el equipo de rescates de los bomberos municipales.

En principio, el forense no apreció signos claros de violencia que puedan hacer pensar en un asesinato, pero deberá ser la autopsia que se inicie hoy en el Instituto de Medicina Legal de València la que dilucide si se trata de un homicidio o de una muerte accidental. El forense tampoco quiso avanzar cuánto tiempo atrás podía haberse producido la muerte, aunque, en apariencia, podría llevar varias semanas.

De momento, ni siquiera está claro si cayó o fue arrojado en ese punto, o si el agua ha podido arrastrarlo hasta allí.

Al parecer, se trataría de un hombre de entre 40 y 60 años del que se desconoce la identidad, ya que no llevaba ningún documento identificativo entre sus ropas.

Los investigadores ya han comenzado a cribar las denuncias por desaparición de los últimos dos meses para intentar establecer coincidencias con el cadáver hallado, aunque esa gestión aún no ha dado frutos.

Además, está previsto hablar con el centro de control de Tráfico para saber si existen cámaras en la zona que hubiesen podido captar alguna imagen relevante, algo difícil, por el tiempo transcurrido y porque muchos de esos dispositivos ofrecen imágenes en tiempo real, pero no graban.