El sistema de financiación autonómica presenta graves deficiencias en su aplicación. Al menos cuatro. Son la sobreestimación de las entregas a cuenta a las autonomías, la aprobación por parte del Estado de estímulos fiscales que han reducido la recaudación, el mal funcionamiento del fondo de suficiencia y la falta de participación de las comunidades forales (Navarra y País Vasco) en la solidaridad. Todo ello, en su conjunto, ha provocado un agujero en el sistema que alcanza los 84.518 millones, un dinero que ha causado un importante impacto en la deuda autonómica, mientras que ha beneficiado al Estado.

Estas disfunciones han supuesto para los valencianos un lastre de 9.776 millones, según las cifras que presentaron ayer los expertos valencianos Juan Francisco Pérez y Juan Pérez en una cumbre en València organizada por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Si el sistema de financiación funcionara correctamente la deuda de los valencianos habría caído una cuarta parte, unos 10.000 millones de euros. José Antonio Pérez aseguró que está demostrado que las autonomías no son un foco de gasto y despilfarro como se hace creer en algunos foros. Al contrario, tienen un grave problema de insuficiencia de recursos, especialmente la valenciana, una de las peor financiadas. Mientras, según Pérez, la responsabilidad del déficit español es mayoritariamente del Estado. Por ello, la pérdida de recursos se ha cebado en las autonomías en los años de crisis, que han visto caer su capacidad de gasto por el control exhaustivo de su déficit que les impone el Gobierno, que tiene más margen para el suyo.

El experto castellanoleonés José A. Manzano puso el foco en las autonomías forales, cuya relación con el Estado merma el principio de solidaridad, según dijo. «Navarros y vascos cuestan muy caros».