Ataviado con un sombrero de paja y unas gafas de sol negras como única vestimenta, un hombre de 45 años se dedicaba a asaltar a mujeres en las playas de Cullera y Sueca con ánimo libidinoso, a quienes realizaba tocamientos e incluso en algunos de los casos llegó a agredir sexualmente.

Ahora el presunto violador se enfrenta a una pena de 21 años y nueve meses de prisión por once delitos sexuales cometidos entre septiembre de 2014 y junio de 2016. Concretamente se le atribuyen tres violaciones consumadas, otras cuatro en grado de tentativa y cuatro delitos de abusos sexuales.

El acusado negó todos los cargos en el juicio celebrado ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de València. Según su declaración, nunca ha tenido ningún enfrentamiento o discusión alguna con mujeres en la playa y tampoco recuerda haber conversado con ellas.

«Soy bastante tímido», apuntó a la sala respecto a los comentarios obscenos que presuntamente dirigía hacia algunas de sus víctimas antes de abordarlas. «Cuando era más joven si que puedo haber dicho 'vaya que culete', pero hace mucho tiempo de eso», apuntó el procesado.

De igual modo, tampoco se reconoció en las fotografías que le fueron mostradas durante la vista oral y que figuran en la causa, donde se observa a un hombre con sombrero de paja y gafas de sol con una complexión idéntica a la suya.

Asimismo argumentó que solía ir a la playa nudista y respecto a si se masturbaba en la arena en presencia de las mujeres que pasaban, el acusado alegó que simplemente se toca para ponerse la crema por todo el cuerpo y así no quemarse del sol.

No obstante, varias de las once víctimas que acudieron a declarar sí que lo reconocieron como su agresor. Algunas de ellas declararon detrás de un biombo para evitar el sufrimiento de tener que aguantar nuevamente las miradas de su presunto agresor.

Éstas explicaron cómo las asaltaba en las dunas aprovechando que había poca gente. En ocasiones se limitaba a tocamientos y sus víctimas podían escapar, pero en otros casos llegó a tirarlas al suelo, colocándose encima, masturbándose sobre ellas o introduciéndoles los dedos.

Una de las víctimas estaba embarazada, lo que no fue impedimento para el presunto violador. «Gírate porque si estás embarazada aún me pones más cachondo», le dijo, según se recoge en la causa. En esta ocasión la mujer pudo escapar tras golpearle con el bolso.

La Policía Judicial de la Guardia Civil de Cullera arrestó al ahora procesado en la llamada «Operación Melgo Mari» tras una larga investigación en la que se recabaron numerosas denuncias. El acusado padece un trastorno parafílico que le impide conocer o comprender la naturaleza ilícita de los hechos, por lo que la fiscalía contempla el atenuante analógico de trastorno de exhibicionismo por el que se le reduciría la pena.