«No nos alegraremos nunca de que una empresa deje de invertir en Xàtiva». El alcalde, Roger Cerdà, lanzó ayer este mensaje tras hacerse pública la renuncia de Inelcom a seguir adelante con el museo subterráneo de arte contemporáneo que la empresa proyectaba en la falda del castillo de Xàtiva. Un anuncio hacia el que Cerdà mostró su «respeto» y que ha cogido por sorpresa a la gran mayoría de los actores que necesariamente debían participar del consenso pretendido por la empresa en torno a la iniciativa: ni los concejales de la corporación municipal ni quienes abanderan la oposición a la propuesta esperaban el comunicado difundido por este medio ayer.

El alcalde quiso salir al paso para insistir en una idea repetida una y otra vez desde que la actuación se presentó al público en marzo. A saber: que no se ha recibido ningún proyecto oficial en el ayuntamiento y que, por lo tanto, la corporación no disponía de más información sobre el mismo «que la expuesta por los promotores a lo largo del proceso de concertación pública».

El primer edil admitió que la colección de arte contemporáneo atesorada por Inelcom con el asesoramiento de Vicent Todolí es «magnífica» y, «sin duda, una de las más importantes colecciones privadas de arte de Europa». El alcalde puso «en valor» el hecho de que la empresa quisiera trasladar los fondos a la ciudad, una decisión que hubiera supuesto un «enriquecimiento de la oferta cultural». Pero hasta ahí llegaron los halagos. Cerdà subrayó que el emplazamiento planteado para el Centre d´Art i Arqueologia de Montsant «ha sido un obstáculo para el proceso», porque se trata de «una zona sensible, de gran valor patrimonial y paisajístico y con un alto grado de protección». El alcalde recordó que el consistorio siempre ha estado «abierto a explorar otras alternativas (de ubicación)», pero reiteró que la negociación «no se ha llegado a producir» porque la promotora no estaba dispuesta a ceder en este punto. Cerdà concluyó sus declaraciones con una oferta de diálogo a la firma, en tono conciliador: «Estamos abiertos a estudiar posibles líneas de colaboración futura».

La perspectiva de que la oposición municipal pueda utilizar el fracaso de la iniciativa como arma arrojadiza de desgaste contra el tripratito en pleno ecuador del mandato genera cierto temor en el ejecutivo y explica que sus líderes acogieran la propuesta de Inelcom con frialdad y cautela, sin posicionamientos, a pesar de la opinión mayoritaria dentro del gobierno local de que difícilmente ésta podía prosperar en la ubicación proyectada.

La presión vecinal, clave

Las magnitudes manejadas por la propietaria del hotel Montsant para convencer a la ciudad de los beneficios del proyecto —más de 20 millones de euros de inversión, un impacto económico de 50 millones al año, 200.000 visitantes, 527 puestos de trabajo...— no han permitido reunir un consenso suficientemente amplio y los apoyos necesarios para materializar una idea que se ha quedado en la fase embrionaria.

Desde la empresa no responsabilizan directamente al ejecutivo, pero la ausencia de respaldo institucional ha jugado un papel decisivo. La presión de una Plataforma vecinal inflexible con la idea de perforar la montaña y con un poder de movilización que Inelcom no ha logrado en sus llamadas a la participación ha obligado al tripartito a endurecer su postura y ha terminado decidiendo la balanza. El viernes, un sondeo vecinal arrojó un equilibrado resultado entre los contrarios (53%) y los partidarios de la actuación (47%).