Una tormenta de granizo muy localizada, acompañada de fuertes rachas de viento y precipitaciones intensas, ocasionó destrozos de gran calado para el sector agrario en seis términos municipales de la Costera, la Canal y la Vall d´Albaida el domingo por la noche. Las primeras estimaciones de La Unió de Llauradors apuntan a una superficie afectada de al menos 6.200 hectáreas en las tres comarcas.

La incidencia del pedrisco, en cualquier caso, ha sido muy dispar en función de la zona: hay parcelas que han sufrido daños del 100% y otras, ubicadas a sólo 50 metros de distancia, donde la incidencia ha sido mínima. Bajo estas circunstancias, resulta complicado cuantificar el impacto real de los daños.

El frente tormentoso llegó a Enguera procedente de Albacete en torno a las 21 horas, barrió toda la localidad de oeste a este y causó estragos en una extensión de 1.500 hectáreas de olivar: el principal cultivo de la población. Un auténtico desastre para los productores. En algunos puntos de la sierra, donde se recogieron 50 litros por metro cuadrado, el granizo alcanzó un gran tamaño. En el núcleo urbano se registraron 37 l/m2.

El temporal siguió su curso hasta entrar por la zona de levante a Vallada, donde arrasó cerca de 1.000 hectáreas de cítricos, caquis, olivos, hortalizas y fruta de verano. En diversas explotaciones, toda la cosecha se echó a perder. Otras salieron intactas. En la Costera, la piedra también hizo mella en Montesa, donde el perjuicio superó las 600 hectáreas. El delegado de La Unió en la comarca, Julián Úbeda, habla de una tormenta «muy delimitada» en el espacio: dentro del casco urbano de Vallada las nubes no descargaron granizo. Tampoco en el resto de municipios de la comarca. Ni en ninguno de la Canal, salvo en Enguera.

El latigazo del temporal llega en plena campaña de la fruta. Aunque la recolección del albaricoque prácticamente se da por finiquitada, en algunos campos de paraguayos los daños se elevan al 100 %.

El mismo frente avanzó hasta penetrar en la Vall d´Albaida, donde los términos de l'Olleria, Ontinyent y Aielo de Malferit fueron los más sacudidos, con destrozos que se extienden a lo largo de 2.700 hectáreas de albaricoques (350 ha), caquis (255 ha), almendros (188 ha) y uva de vinificación (400 ha). En algunas zonas de la comarca, envueltas por la sierra del Benicadell, los episodios de lluvia fueron seguidos de fuertes vientos que también podrían afectar a un porcentaje importante de la producción. Es el caso de Bèlgida, donde cayeron 40 litros en 15 minutos. O de Otos, donde la producción de diversos bancales se echó a perder prácticamente en su totalidad. Buena parte de la cosecha del ciruelo, que se está comenzando a recolectar, terminó en el suelo.

Este nuevo episodio de tormentas agita al sector en un momento especialmente agrio para los productores de fruta de verano, que están acusando mucho el espectacular desplome de precios y la saturación de la oferta. «La campaña empezó tarde: se ha comprimido con más kilos recogidos en menos días y el mercado no puede absorber una gran parte de la cosecha», lamenta Paco Benavent, delegado de la Unió en la Vall d´Albaida. Los agricultores de Fontanars también notaron los efectos del temporal, aunque en menor medida. En apenas 10 minutos cayeron 15 litros por metro cuadrado. Las precipitaciones estuvieron acompañadas de pedrisco de pequeñas dimensiones que, en la partida de la Sènia, se tradujo en daños de entre el 30 el 40% en los cultivos de vid, cuyas hojas resultaron afectadas. La uva, en cambio, se salvó del desastre.

Según advierte el secretario de la Unió en la Costera, la cosecha dañada del olivar se encuentra fuera del periodo de cobertura de los seguros, de modo que se pagaría con arreglo a la producción de 2016. Puesto que el año pasado apenas hubo producción de aceite en la comarca a raíz de un desplome generalizado de las cosechas, las pérdidas pueden ser cuantiosas para los agricultores damnificados.

Agua cortada en Enguera

En líneas generales, la lluvia ha sido beneficiosa para el campo, si bien los productores lamentan que estos episodios cortos con gran precipitación hacen que la tierra no acabe de absorber toda el agua y se pierda por efecto de la escorrentía.

La fuerza del temporal desembocó en varias incidencias y destrozós en caminos de las comarcas. Enguera suspendió el consumo de agua potable ayer, a instancias de la compañía Egevasa, como consecuencia de la turbidez del suministro.. En Canals cayó una rama en la calle València sin causar heridos, mientras que en Xàtiva un suceso similar dejó sin luz a los vecinos del Camí d´Alboi. En Ontinyent, un árbol se vino abajo cerca del IES Pou Clar y un desprendimiento a la altura del Barranco del Sapo obligó a cortar al tráfico el Camí Vell de Agullent.