El Consorcio de Residuos (COR) V5 estrenó ayer en Xàtiva su recién constituido Consell de Participació Social, un amplio y diverso órgano consultivo y de control sin parangón en ningún otro ente de naturaleza similar a escala nacional, que aglutina a representantes políticos y sociales de la Costera, la Canal, la Vall d'Albaida, la Safor, el Valle de Ayora. ¿Su función? Hacer de pegamento para aproximar las demandas y necesidades de la sociedad civil a la gestión de una institución poco conocida -y por lo general no demasiado bien caída entre la ciudadanía- con una misión tan fundamental como eliminar la basura de cinco comarcas.

El presidente del COR, Roger Cerdà, remarcó ayer la importancia de que el Consell eche a andar „tras medio año de reuniones preparatorias„ para implicar a los vecinos en la toma de decisiones y que éstos sean «plenamente conocedores de la labor del Consorcio y de sus proyectos de futuro », con la mirada puesta en lograr el mayor consenso social posible.

El órgano contará con un representante político de cada comarca y dos de la sociedad civil, pertenecientes a asociaciones, entidades y colectivos. Están presentes, por ejemplo, la asociación medioambiental El Brot, la Plataforma contra el macrovertedero de Llanera, la sociedad cultural Amigos de Enguera, Adene, Emprendedores Rurales, Xamaruc o Ecologistas en Acción, entre otros.

Cerdà admitió que el día a día del Consorcio es «muy complicado» porque es el único de la C. Valenciana -junto a Alicante sur- que carece de instalaciones propias para tratar y eliminar la basura que generan sus 350.000 habitantes. Diseñar un nuevo esquema multiplanta a 25 años vista con infraestructuras «más cercanas a la generación de residuos», que reemplace a las «sobredimensionadas y desfasadas» instalaciones proyectadas en Llanera, es el mayor reto inmediato al que se enfrenta el COR, a la espera de que el Consell promulgue una nueva normativa autonómica que se hace de rogar. Pero hay otros, como el cumplimiento de los objetivos marcados por la UE en materia de sostenibilidad medioambiental y reducción de residuos a partir de 2020 o la puesta en marcha de la inversión más ambiciosa en el campo de los biorresiduos del territorio valenciano, que ya está dando sus frutos con iniciativas pioneras en Ayora o la Font de la Figuera para tratar la materia orgánica y reducir hasta un 21% el contenido de la bolsa gris. El gestor de basuras quiere abrir a la participación y abordar con la máxima información posible cuestiones tan peliagudas como la ubicación y el número de plantas de tratamiento que van a desplegarse en el territorio. O la ansiada rebaja de la tasa, la primera demanda vecinal que salió colación en la sesión de ayer, otro objetivo a medio y largo plazo.

Sistema no centralizado y flexible

Decidir sobre un territorio tan grande, diverso y disperso, que incluye una zona tan poblada como la Safor (donde se generan el 54% de los residuos y el volumen de toneladas se dispara en verano), y un área con tan poca densidad poblacional como el Valle de Ayora (que a penas genera el 2% de residuos) es una tarea hercúlea. El 86% de los municipios tienen menos de 5.000 habitantes y las diferencias en cuanto al tipo de deshecho o la actividad económica en cada comarca son abismales. «Por eso es importante que las decisiones que tomemos sean ajustadas al territorio y tengan cada vez más apoyo social», sentencia Cerdà.

El gerente del COR, Sergi Pérez, ahondó en esa idea haciendo hincapié en la necesidad de apostar por un sistema de gestión de residuos «no centralizado, flexible y que atienda a una realidad muy rural y diversa», teniendo en cuenta el retraso que acumula el ente desde 2009 en sus compromisos.

El Consell de Participació emitirá dictámenes que serán tenidos en cuenta en los procesos de toma de decisiones. El órgano dispondrá de una asamblea, un pleno y de una comisión territorial por cada comarca integrante.