?

"Amadísima Luisa mía. Voy a morir, pero voy a morir como mueren los valientes", así comienza la carta que el general Torrijos envío a su mujer un 11 de diciembre de 1831, poco antes de que fuera fusilado junto a sus compañeros en Málaga y cuya escena el pintor valenciano Antonio Gisbert inmortalizó. Cuentan que él mismo se retrató en la pintura y que es el monje que cubre el rostro de uno de los ajusticiados.

La carta es estremecedora y es el último documento incorporado a la exposición Ciudadanos. El nacimiento de la política en España (1808-1869) que ayer abría sus puertas en la Nau de la Universitat.

Probablemente ésta sea una de las más atractivas exposiciones que pueda verse este año en Valencia. No sólo por la lectura de su tesis que atiende a la Constitución de 1869 como el nacimiento de la política española moderna o el instrumento que permitió una nueva forma de hacer política, aunque el sufragio se limitara sólo a los hombres. Lo es también por el valor de los documentos, la galería de retratos, tanto desde el punto artístico pero sobre todo documental, los objetos- primeras urnas, primeras prensas, monedas, láminas, banderas, armas, grabados con escenas de época o incluso los incipientes diarios- que en ella se incluyen. Por no hablar de los apéndices didácticos.

Contemplar tanta documentación junta no es fácil. Como tampoco lo es poder estar delante de las constituciones que marcaron un período crucial en la Historia de España. Hay otros muchos detalles. La reproducción de un café de época traslada a las tertulias y debates políticos que la ciudadanía realizaba y hasta las acuarelas comentadas de los hermanos Bécquer de su serie Los Borbones en pelota ponen hasta un tono humorístico, aunque su contenido sean cargas de profundidad. Más de cuarenta instituciones han participado en las cesiones.

La muestra, organizada por la Fundación Pablo Iglesias junto a la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, parte de la conmemoración del segundo centenario de la resistencia de los españoles a la invasión francesa o la elaboración de la Constitución de 1812, la conocida La Pepa. Recorre seis décadas de reordenación del país. Desde las aprobaciones constitucionales a los momentos absolutistas, trienios liberales, regencias o la aprobación de la Carta Magna de 1869 que como recuerda el historiador y comisario de la muestra, Emilio La Parra, junto a María José Millán, cierra el "período revolucionario liberal" y da forma al primer documento democrático. En él se reconocen derechos y la ciudadanía entra a forma parte de un sistema de participación veraz tanto desde una óptica individual como colectiva para ganar la "auténtica soberanía".

La exposición ocupa dos salas de La Nau y agrupa 200 piezas. El director de la Fundación Pablo Iglesias, Salvador Clotas, recordaba ayer que la primera idea fue plantear el proyecto desde la perspectiva de los afrancesados, pero pronto cambió la idea porque existía una lectura más importante.

Xosé Luis García, director de proyectos de la Sociedad, al que acompañaba el vicerrector de Cultura, Josep Lluís Sirera, era claro al resumir que la muestra es una mirada aérea sobre aquellos años.

La exposición se articula en cuatro grandes bloques temáticos: El principio de la soberanía nacional está dedicado al vacío de poder por la salida del rey y las abdicaciones de Bayona. A él le sigue Espacios y forma de sociabilidad, destinado a mostrar las aportaciones del liberalismo. Los agentes sociales ahonda en el proceso de politización de la sociedad civil como realidad diversa, mientras que Los instrumentos de la actividad política agrupa aquellos materiales y documentos que hicieron posible cada una de las etapas, desde los pronunciamientos a los golpes de estado o las propias Constituciones, Historia de un país.