­

A punto de cumplir 35 años de vida y con una humilde pero apreciada lista de fieles lectores, Comicguía continúa siendo una revista de referencia única para los amantes de la historieta española. Se trata de una serie de cuadernos de estudio que nació sin pretensiones, con el objetivo de recuperar a los artistas de este género, «olvidados y mal pagados». El valenciano Francisco Tadeo Juan es su mentor y director.

Esta «humilde revistilla», como la denomina el maestro, nació en 1976 y se ha acabado convirtiendo en la «memoria histórica» del cómic, gracias a sus artículos sobre autores, personajes y obras antiguas, fruto de la investigación exhaustiva de su único redactor, Tadeo Juan. Pese a realizar una labor única y reconocida en todo el mundo, el director se niega a considerarla académica. «El academicismo es mucha retórica y no decir nada, pero mi revista va dirigida a quienes quieren conocer un poco más sobre la historia de los tebeos», asegura.

Tras más de tres décadas de andadura, la publicación ha sobrevivido con una producción artesanal, a base de fotocopias unidas con grapas y una distribución fundamentada en el correo que llega a unas decenas de suscriptores y a algunas librerías como Imágenes en Valencia. «No tengo ordenador ni móvil y no me hace falta», reconoce Tadeo.

El secreto es, según su impulsor, evitar el comercialismo y no pretender hacer negocio con ella. «No sé si gano o pierdo pero tampoco lo he contado, lo único que sé es que es una satisfacción para mí», confiesa.

Comicguía, que «no morirá mientras quede un sólo lector», ha conseguido mantener la independencia a lo largo de su historia y nunca ha recibido ninguna subvención. Posiblemente por ello tampoco se le ha reconocido suficientemente el mérito al trabajo de investigación que supone. La revista «más pobre del mundo pero la más rica en amigos», recibió en 1981 el premio Diario de Avisos a la mejor labor de crítica y en 1990, el reconocimiento a la mejor labor pro historieta, pero «yo prefiero los elogios de la gente, los premios son todo intereses y yo soy un lobo solitario», dice.

Para Tadeo, la historieta está inmersa en un proceso de involución y retroceso. La forma narrativa actual es confusa y el nivel literario prácticamente ni existe al reducir las historias a la confrontación de malos contra buenos en un contexto de violencia, reflexiona. «Me parece bien innovar, pero sin olvidar todo lo anterior», afirma. La llegada del manga ha supuesto el desplazamiento de valores, «se ha perdido el sentimiento, el querer contar la realidad de un tiempo». «Es algo muy artificial y eso no es cómic, es otra cosa», concluye.