Lleno. La plaza de la Virgen se volvió a llenar un año más con motivo de la retransmisión de una de las óperas del Festival del Mediterrani. En este caso, fue Tosca. Desde las 18.30 horas una cola ya esperaba en los alrededores de los accesos para coger sitio. Fue abrirse y llenarse, al menos las 2.000 butacas instaladas y mirando a una gran pantalla situada a las puertas de la Casa Vestuario. Hasta en eso tiene suerte Santiago Calatrava, ya que desde los balcones de su casa habría gozado de la mejor perspectiva de la retransmisión.

Lo peor para muchos fue la espera, porque el calor aún agobiaba entrada la tarde. Así que la gente esperó con gafas de sol y gorra. Por suerte, cuando cayó la tarde corrió la brisa. Un público heterogéneo, más bien adulto, era el que conformaba la audiencia. Y con grupos de turistas sorprendidos y jóvenes sentados a las puertas de la Basílica, en el suelo.

"Esto es una maravilla. Deberían hacerlo más a menudo", comentaba una mujer que acudía con su nieta.

"Yo ya la vi en el estreno, pero he querido volver, porque no siempre se tiene oportunidad de ver una ópera dos veces y además ha cambiado el reparto", dijo otra de las asistentes.

Fuertes medidas de seguridad, hasta acomodadores vestidos con traje de chaqueta, una tira de lavabos móviles, bastante policía y dos ambulancias de Protección Civil formaban parte del atrezzo. Esta Tosca era de bermudas, bocadillo, botellín de agua y helado.

Y mientras esto sucedía la propia pantalla mostraba cómo el público del Palau de les Arts Reina Sofía accedía al coliseo con lo mejor puesto.

Salió entonces Durao Barroso y explicó el motivo de la celebración de Viva Europa, y luego lo hizo Zubin Mehta, presidente del Festival del Mediterrani, para presentar el espectáculo. Después las cámaras mostraron detalles que habitualmente el público no puede ver, como los preparativos de los músicos, sus gestos y nerviosismo.

Desde la pantalla Tosca gana en iluminación y muchos más movimiento que el que ofrecía en el día de su estreno. Y así acabó el primer acto. Con un aplauso integrado con el que dentro del auditorio se producía.

A la hora del cierre de esta edición, el público continuaba volcado en esta experiencia que Gerardo Camps vio de pasada, con prisas, camino de Presidencia de la Generalitat, mientras Trini Miró asistía a la recepción del equipo de atletismo Terra i Mar y otros coches oficiales pasaban junto a la plaza de la Virgen.

El segundo acto empezó con el mismo silencio del principio. El público, sin abandonar sus asientos, expectante a Tosca. Eso sí, la acera de la Basílica quedó más despejada con el tiempo, pero no así el aforo dispuesto en la plaza.